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Opinión

Alcaldesa de Gijón

Un legado que inspira al mundo

Una edición más, estos Premios representan para Gijón una guía clara: la de los valores que transforman, la del talento que inspira y la de la innovación que abre camino

La entrega de los Premios Princesa del año pasado.

La entrega de los Premios Princesa del año pasado. / Irma Collín / LNE

El mundo vuelve a mirar a Asturias con los Premios Princesa, unos galardones que se han posicionado a lo largo de su historia como cabeza de lanza del futuro, no solo por el impacto ya por todos y todas conocido, sino por los valores que atesoran. Se han convertido, por méritos propios, en una brújula para orientarnos en un escenario cada vez incierto y cambiante en el que es fácil perder el rumbo. Conocimiento, cultura y solidaridad.

Talento, esfuerzo y sensibilidad. Este es, en definitiva, el legado que inspira cada año al mundo a través de estos galardones y, por tanto, el mejor punto de partida para construir el futuro.

Y es precisamente en este punto, en el que la esencia de los Premios converge con Gijón/Xixón, inmersa en un proceso de transformación sin precedentes, en un cambio que nace de la innegable necesidad de crecer, de hacerse grande, pero sin perder de vista esa identidad y arraigo que tanto la caracteriza. Por eso, una edición más, estos Premios representan para Gijón/Xixón una guía clara: la de los valores que transforman, la del talento que inspira y la de la innovación que abre camino.

Una hoja de ruta que encuentra su máximo exponente en las personas e instituciones premiadas de este año. A través de Byung-Chul Han, EduardoMendoza y Douglas Massey obtenemos una mirada intelectual para arrojar luz sobre un mundo complejo, una imaginación narrativa sin límites y una capacidad extraordinaria para interpretar y cuestionar las estructuras sociales. Unas estructuras que bien pueden romperse a golpe de raqueta, como ha hecho Serena Williams, una deportista que no solo destaca por su talento y disciplina, sino por su defensa constante de la igualdad.

Estos premios revelan lo invisible, como hace Graciela Iturbide con su cámara, ofreciéndonos una mirada profunda, respetuosa y repleta de cultura y de magia en un mismo instante. Por su parte, el Museo Nacional de Antropología de México y Mario Dragui dan testimonio de cómo la solidaridad y el diálogo entre culturas son una responsabilidad global. Al igual que la salud colectiva y el agradecimiento a quienes nos salvan, como Mary-Claire King, símbolo del rigor científico al servicio de la vida.

Todas estas personas e instituciones no buscan el reconocimiento por sí mismo, sino que son sus trayectorias las que actúan como vehículos de transformación para recordarnos que avanzar no depende de cifras o infraestructuras, sino de nuestra capacidad para abrir caminos para otros, de la integridad y de la creatividad que rompe con los paradigmas.

Los Premios Princesa de Asturias no solo nos recuerdan quiénes somos, sino hacia dónde queremos ir. Y este es el legado en el que Gijón/Xixón se inspira y se orienta para construir una ciudad de futuro, donde la excelencia, la solidaridad, la cultura y la innovación no sean solo ideales, sino verdaderas herramientas de liderazgo.

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