Absuelto un encargado de cocina gijonés de violar a una empleada en un almacén: el relato de la víctima era "inconsistente e inverosímil"
Los magistrados, plantean que la víctima, que pedía una pena de diez años de cárcel, denunciara para evitar ser despedida

La Audiencia Provincial. / LNE

Una cocinera le acusó de haberla violado en un almacén durante una comida en la que estaba presenta la propia esposa de él, tuvo que afrontar una instrucción que se ha demorado cinco años y llegó a enfrentarse a una pena de diez años de cárcel por un delito de violación. Y, sin embargo, ahora se ha probado su inocencia. Un encargado de cocina gijonés que trabajaba en un hotel en el concejo de Proaza ha sido absuelto por el tribunal de la sección segunda de la Audiencia Provincial, con sede en Oviedo, de un delito de abuso sexual por el que la Fiscalía le pedía seis años y de otro de violación que le pedía la denunciante. Los magistrados desmontan en su sentencia el relato de la falsa víctima, una persona con problemas mentales diagnosticados, el cual califican de "inconsistente e inverosímil", entre otras cosas, e incluso exponen la hipótesis de que detrás de la denuncia estuviera la intención de "sacar dinero" a su superior.
Los hechos denunciados se remontan al 16 de octubre de 2020, es decir, poco antes de la segunda ola de la pandemia de coronavirus que es un aspecto relevante en la historia. La denunciante se trata de una cocinera afincada en Gijón. La sentencia explica que esta mujer empezó a trabajar en el citado hotel y que la relación laboral se desarrollaba bien, salvo porque de vez en cuando el hombre recriminaba a la mujer "por no hacer bien su trabajo". El documento explica que la falsa víctima había confesado al afectado y a otros trabajadores que había sido violada de niña por su padre y que luego había sufrido abusos otras dos veces. También, que tenía una asociación para víctimas de estos abusos. Esto, explica la sentencia, provocó que el denunciado fuera más paciente con ella.
La falsa violación la sitúa la denunciante el 3 de noviembre de 2020. El investigado, su mujer, el gerente de otro hotel y una camarera estaban comiendo en el ya mencionado alojamiento. En un momento dado, el procesado fue a un almacén con la denunciante para explicarle que alimentos debían congelarse y cuales tirarse, ya que el hotel iba a cerrar de nuevo por la pandemia. Fue allí donde la mujer dice que el hombre la había metido los dedos en la vagina, se había masturbado y que llevaba días pidiéndole fotos. Esto se lo confesó a una amiga por Whatsapp. Al día siguiente fue al hospital de Cabueñes, donde le encontraron un hematoma en una mama, y denunció lo sucedido ante la Guardia Civil.
La única prueba de cargo, el relato de la denunciante
Los magistrados recuerdan que el relato de una víctima de abusos o agresión sexual por sí solo puede constituir prueba de cargo suficiente para enervar la presunción de inocencia, siempre que sea creíble, la acusación se mantenga en el tiempo y no haya intereses espurios. Cosa que aquí, explican en la sentencia, no sucede.
Todo esto lo argumentan en base al resto de pruebas. El acusado negó los hechos y ninguno de los testigos declaró en su contra. Los magistrados reconocen que las cámaras no graban la zona del almacén, pero explican que las imágenes tomadas del acusado y de la falsa víctima después de los hechos no casan con la gravedad de lo sucedido. También, explican, la denunciante tiene trastorno límite de la personalidad, ha estado interna en psiquiatría y tiene problemas con el alcohol.
Los magistrados ven varias cosas inexplicables. Entre ellas, que siendo la denunciante fundadora de una asociación de víctimas de abusos y habiéndolos padecido decidiera ducharse antes de ir al hospital, algo que creen que pudo ser orquestado para camuflar la falta de pruebas objetivas de su relato. Ven raro que no se pidiera la declaración de los médicos que la exploraron, ni de la forense Y sacan a colación la declaración de otra mujer que aseguró que la denunciante se dedica a plantear "denuncias para sacar dinero". Una hipótesis que el tribunal no descarta ya ella sabía que podía ser despedida por mala praxis.
El acusado, un gijonés
- Una cocinera acusó a su encargado de haberla violado en un almacén de un hotel de Proaza, en octubre de 2020. Aseguró que la arrinconó, le metió los dedos en la vagina y se masturbó.
- Los magistrados tumban el relato de ella por estar plagado de inconsistencias y no haber ninguna otra prueba en contra del hombre. No descartan que la mujer quisiera sacar dinero.
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