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La batería militar de La Providencia, en Gijón, ya está reacondicionada y se podrá visitar el año que viene

Las obras en la instalación del Cerro terminarán en menos de dos semanas y la reforma del refugio antiaéreo, última actuación del plan de recuperación patrimonial, está en ciernes

Visita a la batería militar recuperada del Cabo de San Lorenzo, en La Providencia

Sandra F. Lombardía

Aunque la obra ya terminó en verano, la primera visita institucional a la batería militar del Cabo de San Lorenzo se celebró esta mañana en presencia de la alcaldesa Carmen Moriyón, acompañada por el concejal Gilberto Villoria, responsable de Infraestructuras, y la directora general del área, Lara López Castro. El edil anunció que “más o menos en semana y media” finalizará otra de las obras en curso de este mismo plan de recuperación de espacios patrimoniales con fines turísticos que financia Europa. Se trata de la batería alta de Cimavilla, que lleva ya semanas en su recta final. Anunció también como inminente el inicio de la obra del refugio antiaéreo, que es hoy la única actuación pendiente, y señaló que la musealización de todos estos espacios se programa para el segundo semestre del próximo año, de acuerdo a los plazos de la UE. "Mires a donde mires, hay una obra en marcha", se felicitó Moriyón.

La estructura resulta ya llamativa a simple vista y a pie de terreno, con una escollera de piedra y la recuperada trinchera que se creía inexistente y que apareció en muy buen estado durante los trabajos de excavación. Por dentro, sin embargo, la batería esconde el resto de la instalación soterrada, el antiguo polvorín, que discurre por un trazado de pasadizos casi laberínticos y que, aunque estaban cubiertos de lodos, se han podido recuperar también en un estado sorprendentemente bueno. Moriyón decía esta mañana que ella aún recuerda ver los puestos de tiro en La Providencia cuando era pequeña y López Castro reconoció que el buen estado de la estructura sorprendió a los propios técnicos.  

Una trinchera desconocida

Villoria habló también de “sorpresa” al recordar la aparición de esa trinchera que se daba por perdida. Figuraba en documentos antiguos sobre plano, pero se creía que no se había llegado a construir o que como mucho se habría hecho de manera parcial y estaría destruida. “Aparecieron esos 20 metros de trinchera con los que no contábamos. La idea era que la íbamos a reconstruir, pero al final apareció casi intacta”, se felicitó.  

Explicó también que, aunque la obra está terminada, falta la parte de musealización y que hasta entonces no podrán acogerse visitas guiadas. De cara al año que viene, sin embargo, el objetivo es ese: que grupos reducidos puedan entrar en el entramado soterrado de esta batería y aprender su historia.  

El refugio de Cimavilla

Sobre la obra del refugio antiaéreo de Cimavilla, Villoria aseguró que “se está en ello” y que la idea es poder iniciar la actuación como tal en unos meses. Es, en comparación con el resto de los proyectos de este plan de recuperación, la actuación más compleja, porque el propio diseño de la actuación a realizar fue muy dificultoso. Finalmente, y tras no conseguir detectar mediante sondeos con un entramado de túneles soterrados que permitan darle una salida natural al refugio (hoy solo tiene un acceso, pero necesita dos, una entrada y una salida, para poder abrirse a visitas), lo que se hará es reconstruir un tramo artificial que desemboque en el patio inglés del Revillagigedo, en su parte trasera.  

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