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Así es el proyecto universitario que ayuda al pequeño gijonés Mael, con amputación de piernas y manos, en su autonomía manual

El menor sueña "con sus brazos de robot" mientras recibe apoyos de la Facultad Padre Ossó

Mael prueba un sistema de sujeciones para coger sus juguetes, ayudado por su padre, Pablo Aldecoa, en la facultad universitaria Padre Ossó.  |

Mael prueba un sistema de sujeciones para coger sus juguetes, ayudado por su padre, Pablo Aldecoa, en la facultad universitaria Padre Ossó. |

A. Rubiera

A. Rubiera

Castiello de Bernueces

Los pies de robot que ansiaba Mael Aldecoa se van haciendo realidad. El niño gijonés de 3 años que el pasado mes de junio sufrió la forma más grave de una infección meningocócica –una sepsis por meningococo– que derivó en una amputación de todas sus extremidades, lleva semanas trabajando para ir acostumbrándose poco a poco y llegar a dominar sus primeras prótesis. Pero para sus "manos de robot", con las que también sueña, aún tendrá que pasar un poco más de tiempo.

Como explican sus padres, Pablo Aldecoa y Nerea Bernardo, "el tema de las piernas lo damos por encarrilado porque no dejan de ser prótesis que ya hacen su labor". Pero la cuestión de las manos es más compleja al ser extremidades con un abanico más grande de acciones", detallan.

Aún así, también para esto la familia está encontrando buenas colaboraciones. En este caso las de los alumnos del grado de Terapia Ocupacional de la Facultad Padre Ossó, de Oviedo. Los estudiantes han trabajado en el diseño y creación de distintas herramientas adaptadas a las necesidades de Mael, ya sean apoyos para comer, pintar o jugar.

Mael con su hermano Olai y sus padres, Nerea Bernardo y Pablo Aldecoa, en el jardín de su casa de Castiello. | ÁNGEL GONZÁLEZ

Mael con su hermano Olai y sus padres, Nerea Bernardo y Pablo Aldecoa, en el jardín de su casa de Castiello. / ÁNGEL GONZÁLEZ

Por la casa familiar en la parroquia rural de Castiello hay diseminados diversos sistemas de velcros para facilitarle tareas básicas, así como otros proyectos de sujeciones para favorecer su autonomía y su aprendizaje. Elementos que Mael disfruta probando aunque, por impaciencia y facilidad, el pequeño no duda en prescindir de todo.

Su enorme taza de Spiderman

A Mael le vale con sus pequeños muñones, la mejilla, el mentón, el codo o de lo que cuadre para sacar uno y mil juguetes de sus cajas, para coger sus cubiertos de comer o la enorme taza de Spiderman que usa para beber agua. "No quiere ninguna otra", avisa su padre. "Es tan resuelto que aunque pensábamos en adaptárselo todo, ahora nos planteamos que no vamos a adelantarnos. Vamos a ir poco a poco viendo lo que necesita. Porque se vale mucho mejor de lo que podíamos imaginar".

De todas formas, Pablo Aldecoa y Nerea Bernardo están emocionados con el "regalo" que ha supuesto la colaboración de los alumnos. "Es emocionante ver cómo desde la Universidad se implican en crear materiales pensando en las necesidades de Mael. Detrás de cada textura y cada objeto hay cariño, empatía y vocación por mejorar la vida de los demás, y eso se nota. Nos parece una iniciativa preciosa y muy valiosa. Ver cómo los futuros terapeutas aprenden creando materiales reales para niños como Mael es una forma maravillosa de unir la formación universitaria con la vida y las personas. No solo ayudan a Mael en su desarrollo, sino que también muestran la humanidad y compromiso de quienes están formándose para mejorar el mundo".

El proyecto ha dejado un buen sabor de boca en la Universidad. "Ha sido una experiencia muy enriquecedora trabajar con un caso real, sabiendo que el esfuerzo iba a tener un impacto directo en la vida de Mael y su familia", sostiene Estíbaliz Jiménez, coordinadora del Grado.

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