Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Emoción, recuerdos y muchas flores en los cementerios de Gijón por el Día de Todos los Santos: "Es una tradición que hay que cuidar"

Numerosas familias visitan los camposantos municipales en una jornada "muy especial" para rendir homenaje a los que ya no están

VÍDEO: Los gijoneses acuden a los cementerios de la ciudad por el Día de Todos los Santos

Nico Martínez

Con el objetivo de rendir homenaje a los que ya no están, miles de gijoneses y vecinos de otras localidades se desplazaron desde primera hora de la mañana del Día de Todos los Santos a los camposantos municipales. El cielo encapotado y la lluvia intermitente que marcó la mañana en la ciudad no impidieron que numerosas familias se acercaran a los cementerios con flores, emoción y una larga ristra de recuerdos con los que honrar la memoria de sus seres queridos. "Es bonito ver cómo la gente recuerda a los suyos. Siempre hay que tenerlos presentes", expresó Ana Chamoso en el cementerio de Deva.

El acceso de familias a este camposanto fue constante durante toda la jornada. Si bien, los presentes notaron menor "trajín" que en otras ocasiones por el orbayu y, principalmente, porque cada vez son más las personas que optan por adelantar su visita a los cementerios en las jornadas previas al Día de Todos los Santos. Precisamente, Chamoso es una de las gijonesas que acostumbraba a actuar de esa forma, aunque este año optó por ir al cementerio de Deva el 1 de noviembre, como manda la tradición. "Suelo evitar venir en esta fecha para evitar el gentío, pero esta vez me entraron las ganas", explicó Chamoso, tras limpiar y colocar nuevas flores en la sepultura de sus padres y su exmarido.

A escasos metros, Silvia Balsa y su hijo de 20 años, Aitor Mayo, hacían lo propio con el panteón de la tía abuela y los bisabuelos de Balsa. "Venimos preparados con todos los materiales necesarios para dejar esto muy limpio. Hay que cuidar estos espacios", indicaron estos vecinos de Aller, quienes se emocionaban al hablar sobre la tía abuela de Balsa, quien falleció en 2021. "Es un día muy emotivo. Nos gusta recordarles en todo momento", apuntó la progenitora, mientras colocaba unos crisantemos blancos.

Visitas "emotivas y especiales"

Aitor Mayo, por su parte, hizo hincapié en la importancia de que los jóvenes también acudan a los camposantos. "No se puede perder esta tradición. Igual que hicieron los que ya no están, tenemos que seguir haciendo nosotros", reivindicó.

Donde la llegada de personas aumentó desde el mediodía fue en El Suco, en Ceares, donde la Policía Local reguló el flujo de los vehículos cuando resultó necesario. En uno de los pasillos se encontraba María Dolores Villar. "Tengo aquí a muchos familiares. Además de mis padres está un abuelo al que fusilaron en el paredón de este cementerio", expresó Villar, a la que por primera vez le acompañó en su recorrido por el camposanto de Ceares su nieta, Deva Chauseiro. "Hay que venir para dejar todo limpio y brindarles nuestro cariño y mantener los recuerdos. Por mucho tiempo que pasen, siempre están presentes" indicó Villar, al tiempo que Chauseiro resaltaba que "esto me está sirviendo para escuchar a mi abuela y aprender cómo eran nuestros antepasados". "Venir en esta fecha es emotivo y especial. Seguro que volveré a venir con ella", zanjó la joven.

Refugiados bajo un paraguas por la lluvia, el matrimonio formado por Anselma Mallada y Jorge Luis Rubio homenajeó a sus respectivos padres. "No hemos traído flores, pero sí que les hemos rezado. Es un día de sentimientos encontrados", subrayaron.

En la zona oeste de Gijón, uno de los cementerios con mayor ajetreo fue el de Jove. A la entrada, la florista María José Fernández confirmaba que "estamos muy saturadas entre los encargos previos y la gente que ha venido entre el 31 y el 1". En el interior del camposanto, las hermanas Ana y Carmen Barbosa se aproximaron a los nichos de su abuela y su tío. "Solemos venir el 1 de noviembre. Nos cuesta esconder las emociones, pero lo primero es tener presente el cariño y el respeto", comentaron.

También en Jove, María Isabel Fernández visitó el nicho de su pareja "de toda la vida", Angel Flórez, y de los padres del propio Ángel Flórez. "Es un día en el que se te vienen a la memoria muchos momentos bonitos. Fueron 53 años de casados. Siempre hemos estado unidos", relató Fernández, acompañada por una de sus hijas, Carmen Flórez, y su nieto de 9 años, Daniel.

Hasta tres generaciones unieron para visitar a los suyos en el cementerio de Jove María Isabel Fernández, su hija Carmen Flórez y su nieto, Daniel, de 9 años.

A los otros cementerios de la ciudad, los de Somió, Tremañes, Cenero, Cabueñes y Baldornón también se desplazaron muchas familias que quisieron rendir tributo a sus antepasados.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents