La supuesta violación de dos chicas por cuatro portugueses en una pensión de Gijón espera por una sentencia cuatro años después: cronología de uno de los casos más impactantes
La Audiencia deberá decidir si absuelve a los cuatro acusados o si los condena a penas que podrían sumar hasta 42 años por abusar de dos chicas

Algunos de los acusados y sus familiares saliendo del juzgado. | ÁNGEL GONZÁLEZ

Corría el verano del 2021, aún era la mascarilla obligatoria en interiores y cuando no se pudiera respetar la distancia de seguridad y la sociedad española se fogueaba en el debate de lo que luego sería la ley del "solo sí es sí", cuando en Gijón se produjo uno de los casos más impactantes de los últimos años. A primera hora de la mañana del sábado 24 de julio, la edición digital de LA NUEVA ESPAÑA abría con la detención de cuatro jóvenes de Portugal que habían sido arrestados por abusar supuestamente de dos chicas en una pensión del centro. Comenzaba así el caso de la violación de El Carmen, un asunto cuya instrucción se ha prolongado durante casi cuatro años, donde dos de los implicados han pasado por la cárcel y que ahora, tras un juicio larguísimo con dos sesiones en la Audiencia Provincial, ya solo espera por la sentencia.
Una sentencia que los magistrados de la sección octava dictarán en los próximos días o semanas y en la que deberán decidir si los cuatro jóvenes acusados acaban con sus huesos en la cárcel o si, por el contrario, pueden seguir adelante con sus vidas en su país de origen. Tanto la Fiscalía como la acusación particular piden elevadas penas de prisión. El Ministerio Público los acusa de varios delitos de abuso sexual y pide para ellos condenas que van desde los diez años hasta los 15 meses. Las dos víctimas van más allá. Piden que cumplan, en suma, penas de 42 años y medio de cárcel. Para uno de los implicados piden una condena que se va a los 22 años. Mientras, la defensa reclama la libre absolución basándose en que las relaciones "fueron consentidas".
Lo que se trata de dilucidar ahora es qué pasó en el lugar en el que sucedieron los hechos. El caso de la violación de El Carmen fue enrevesado desde el principio. En un primer momento, se pensó que los hechos habían sucedido en una pensión situada en la calle del Carmen. Fue así porque una chica acudió de madrugada la noche de autos picando en todos los timbres buscando a unos portugueses "que la habían liado muy gorda". Horas después se conoció que, en realidad, el encuentro se había producido en un piso turístico de la calle Pedro Duro vinculado a esta pensión.
Fue allí donde acudió la Policía Nacional a detener a los procesados y fue allí donde varios agentes, también el mismo sábado, registraron el piso a fondo y salieron de él con varias cajas para sorpresa de los vecinos. Los cuatro portugueses, ya detenidos, pasaron a disposición judicial dos veces. Una, el domingo 25 de julio, cuando aseguraron que todo fue consentido, y una segunda, el lunes, cuando la jueza mandó a dos de ellos a prisión preventiva.
Lo sucedido en ese piso turístico de la calle Pedro Duro difiere, como es lógico, según las versiones. En su escrito de calificación provisional de los hechos, el que fue desvelado por este periódico, las dos chicas, de forma resumida, explicaron que conocieron a dos de los portugueses a las puertas de un conocido pub de Cimavilla y que quisieron tener relaciones con uno de ellos. Para ello, fueron al piso turístico y por el camino se unieron los otros dos procesados. Dentro del piso, las dos chicas mantuvieron relaciones con uno de ellos, con el que habían manifestado su deseo de tener un encuentro, pero, explican, fueron forzadas de diferentes maneras a realizar prácticas sexuales con los otros tres. Además, el primero también facilitó alguna de las agresiones que ellas denuncian. Cuentan que sufrieron "un miedo intenso" y que estaban en "estado de shock".
Una gran manifestación y dos letrados bien distintos
Cuando se conoció la noticia, con un clima social muy sensibilizado por casos como el de La Manada, se produjo una gran concentración en la plaza Mayor de Gijón de apoyo a los dos chicas. Apenas habían podido dar su versión de los hechos los procesados ante la jueza cuando a ese movimiento ciudadano se sumaron autoridades políticas como el presidente del Principado, Adrián Barbón; la por entonces alcaldesa, la socialista Ana González; y hasta la ministra de Igualdad de aquella, Irene Montero.
Al caso aún le quedaban muchas vueltas de tuerca, pero uno de los primeros giros llegó cuando se conoció los abogados que llevarían a las partes. Germán Inclán, un abogado gijonés que en tiempos optó a presidir el Colegio de la Abogacía, irrumpió entonces en escena. Con una mascarilla de La Legión por aquello del covid, ejerció desde el primer momento una defensa a ultranza de sus clientes que, en determinados círculos, fueron comparados con los sevillanos de La Manada. Mientras, Loreto Rodríguez, la abogada de ellas, rechazó hablar con la prensa. Solo lo hizo en una ocasión: para cargar contra las formas de la defensa.
Ahora, tras dos días de juicio, donde se ha presentado un vídeo de parte de lo que pasó en el piso turístico, con informes psiquiátricos y con las principales televisiones de Portugal presentes en Gijón esta semana para seguir la vista, el caso de la violación de El Carmen espera sentencia para poner, seguramente, un punto y seguido a la causa, en previsión de que, salga lo que salga, haya recurso en instancias superiores.
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