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La Asturias de Javier Junceda, un "llar donde cabemos todos"

El abogado urgió en la presentación de "Asturias y los asturianos" a "conocer" el camino de la región y a "tomar las riendas" de su futuro

Gijón

Para el abogado y escritor Javier Junceda "Asturias es un llar donde cabemos todos". Porque a Junceda le "pone malo" que le digan cómo tiene que "hablar o pensar" y el "asturianismo no admite el adueñamiento de nadie"; porque los asturianos se han sobrepuesto a las fronteras de una "imponente cordillera" y un "mar bravío" para diseminarse por todo el mundo y triunfar. Con todo, los habitantes del Principado necesitan "tomar conocimiento" de su coyuntura y "tomar las riendas" de su futuro porque, si no, "nadie lo hará". Así lo manifestó ayer Junceda en la presentación en Gijón de su último libro, "Asturias y los asturianos", en un acto que auspicio la Fundación Foro Jovellanos y donde habló de esa situación actual de la comunidad y propuso diversas soluciones.

Precisamente ese punto es el que el autor desglosa en la primera sección del libro, en la que recopila artículos que han sido publicados a lo largo del tiempo en LA NUEVA ESPAÑA. Sobre el contexto actual, Junceda, al que glosó al inicio del acto el presidente del Foro Jovellanos, Ignacio García-Arango, lo tiene claro, aunque "duela". "Asturias –sentenció– está en la periferia de la periferia, aunque no nos guste escucharlo", pero, mal que por bien no venga, "conociendo mundo se valora mejor el terruño", al que "siempre se tiene ímpetu de volver". No obstante, el gen asturiano sabe buscarse la vida fuera, pero al regresar parece quedar inmovilizado, según se desprendió de las palabras que pronunció ante un público en entre el que estuvo el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes; el decano del Colegio de Abogados de Gijón, Benigno Villarejo, y varios diputados de la Junta General del Principado.

"Un plan estratégico de comunidad"

Aunque los avances tecnológicos atenúan el aislamiento físico, como las comunicaciones y el transporte, señaló que hace falta "algo más" para el despegue de la comunidad y señaló cinco puntos a remediar: hay que hacer Asturias "atractiva" para familias e inversores, mitigar el esfuerzo fiscal, cambiar la mentalidad de que las cosas se arreglan con el "maná de dinero público", poner fin a la "odiosa burocratización nacida de una legislación que hay que podar" y la "revisión" de los elementos de gestión ambiental. "Tendremos futuro si sacamos provecho de nuestras formidables condiciones", sentenció.

Para poner remedio, urgió a un "plan estratégico de comunidad", ya sea de cara a 2030 o a 2050. "Hay que saber hacia dónde vamos y debemos estar todos, políticos y ciudadanos", volvió a reseñar, en señal de unidad, para "analizar si queremos un porvenir razonable".

Respecto a la idiosincrasia de los asturianos, a su juicio, tienen "una extraordinaria imagen externa" gracias a su carácter "noble y campechano", que coexiste con la "férrea determinación de no dejarse embaucar por el primero que pasa" y el "disfrute de los placeres terrenales", como es la gastronomía, que ayuda mucho hacia fuera, como la beldad de los paisajes de un área que definió como "la cuna de Europa y la Hispanidad" ¿El epicentro? "Una gruta del monte Auseva", donde reposa la Virgen de Covadonga.

En cuanto a los perfiles que desglosa en el tomo, el autor se centró solo en uno, que, además, fue alguien que le tocó muy de cerca. Junceda se refirió en la presentación al abogado gijonés Aurelio Menéndez, que ejerció como ministro de Educación y Ciencia a finales de los años 70 del siglo pasado y que también fue magistrado del Tribunal Constitucional. Junceda definió a Menéndez como uno de los "más ilustres del derecho mercantilista en español".

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