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El complejo de El Llano: un referente deportivo y social del barrio que ayuda a "mantenerse activo"

Las piscinas reciben a más de 125.000 usuarios al año

El complejo deportivo se encuentra en plena modernización con una nueva pista cubierta y un gimnasio renovado

VÍDEO: Mayores, niños y vecinos: el complejo deportivo del Llano-Contrueces, punto de encuentro del barrio

Demi Taneva

Demi Taneva

El complejo deportivo de El Llano es mucho más que una piscina. Es un punto de encuentro, una rutina diaria y un espacio de convivencia que forma parte de la vida del barrio desde hace más de tres décadas. Su actividad no se detiene: mayores, niños, deportistas y vecinos de todas las edades llenan cada jornada unas instalaciones que combinan historia y comunidad.

“Hay una vertiente deportiva evidente”, explica José Luis Prieto, jefe de las instalaciones deportivas, “pero también una parte social muy importante: los mayores se levantan con un horario, socializan, hacen actividad física y eso repercute directamente en su salud. Esa parte no se ve tanto, pero es fundamental”.

El Llano es el barrio más poblado de Gijón y, para Prieto, la piscina satisface bien la demanda. “No vemos horas en las que de gente que quiera entrar y no pueda”, señala. Y es que este centro, inaugurado hace más de treinta años, sigue siendo una de las instalaciones más utilizadas de la ciudad, gracias también a su tamaño: “Es la piscina más grande que tenemos, con un vaso de ocho calles y casi dos metros de profundidad. Es la única donde se pueden hacer competiciones porque cumple las dimensiones oficiales”.

Tecnología puntera y eficiencia energética

Prieto destaca que El Llano cuenta con uno de los sistemas de depuración más avanzados de España. “El material filtrante ya no es arena de sílice, sino vidrio reciclado, tratado con propiedades bactericidas e hidrófugas. Eso permite lavar los filtros de forma más eficiente y mantener el agua mucho más limpia”, explica.

El resultado: “hemos ahorrado un 8% de agua, un 30% de electricidad y también gas, porque el agua nueva entra ya templada gracias a un sistema de recuperación del calor. El usuario lo nota en un agua más cristalina y con menos cloro residual, dentro de los márgenes del reglamento”.

El complejo dispone también de placas solares y sistemas de recuperación energética. “Son instalaciones muy envejecidas”, reconoce Prieto, “pero estamos modernizándolas poco a poco”. Entre las actuaciones más recientes, el jefe de instalaciones cita la reparación de la cubierta, la renovación de los filtros y la adecuación de la sala polivalente. Además, se prepara la instalación de una pista polideportiva cubierta: “Se va a colocar una estructura sobre la pista que está sin usar. Será un espacio añadido, un mini pabellón que ampliará la oferta del barrio”.

“El Llano ha sido una zona privilegiada”

Desde el Patronato Deportivo Municipal, Salvador Gómez, responsable de instalaciones, confirma esa apuesta por el barrio. “El Llano ha sido una zona mimada”, asegura. “Hace tres años cambiamos la cubierta de la piscina, modernizamos la depuración, renovamos el suelo de las tres pistas de tenis y arreglamos la del pabellón del Llano-Contrueces”.

En las próximas semanas se instalará la esperada carpa polideportiva, con suelo nuevo y espacio para tres campos -baloncesto, voleibol y bádminton-. “La previsión es que para el 1 de diciembre esté funcionando o le falte muy poco”, apunta Gómez. Además, se rehabilitará el gimnasio, clausurado durante la pandemia. “Vamos a poner equipos de climatización y abrirlo de nuevo. Será un gimnasio moderno, de peso libre”.

Aunque reconoce que “siempre quedan cosas”, el responsable municipal recuerda que el complejo “tiene más de treinta años y necesitará una reforma integral de los vestuarios”. Pero, de momento, El Llano puede presumir de contar con unas instalaciones actualizadas y en constante mejora.

Las voces desde dentro

En la entrada, Paqui Rodríguez, peón especialista del complejo, resume el día a día con energía. “Aquí no te aburres. Cuando no son cursillos, son usuarios. Muchos ya los conocemos de toda la vida”, dice entre sonrisas. “A primera hora vienen los mayores, los madrugadores de siempre. Luego, gente joven, mamás con niños, bebés… hay de todo. Los cursillos de natación se llenan enseguida”.

Rodríguez confirma que la principal demanda actual es el gimnasio: “Viene mucha gente preguntando por él. Es lo que más esperan que se reabra. En lo demás, la piscina está muy completa y hay cursillos de todo tipo”.

José Manuel Braga, usuario del complejo deportivo, subraya ese aspecto social: “Tenemos una tertulia muy buena. Hacemos comidas y excursiones entre los compañeros. Muchos somos de fuera de Gijón, pero aquí hicimos amistades”. Viene tres veces por semana, algunas veces junto a su mujer. “A nuestra edad hay que moverse. Esto te mantiene activo”.

También Miguel Ángel Bayón valora la actividad como un hábito saludable: “Vengo casi a diario. Antes usaba el gimnasio, pero lo cerraron. Si lo abren, claro que lo volveré a usar. Las instalaciones están bien, aunque necesitan un poco más de mantenimiento. La piscina, eso sí, está perfecta”.

Isidoro Martínez, uno de los socios fundadores, recuerda los inicios: “Yo vine cuando se puso la primera piedra. Las instalaciones están bien, aunque siempre se pueden mejorar cosas. A mi edad, venir a nadar es muy importante”.

Para Maurino Rodríguez, la experiencia es redonda: “Desde que empecé a entrenar aquí, me encuentro muy bien. Hay muy buen ambiente con la gente y el trato es estupendo”.

En la zona de gimnasia, Isabel García y María Agustina Menéndez practican ejercicio tres veces por semana. “Hay que mantenerse lo mejor posible dentro de nuestras posibilidades”, dice García. Su compañera añade: “Desde que empecé a venir, no tengo caídas. Me encuentro mucho mejor”. Ambas celebran también el ambiente de cercanía. “Aquí todo el mundo se conoce. El profesor es un cielo de persona”, comenta entre risas García.

Un espacio que es mucho más que deporte

En las palabras de José Luis Prieto asoma la esencia de estas piscinas: “Durante el covid muchos mayores dejaron de venir y no volvieron. Mientras mantienen la rutina, están activos; cuando la pierden, cuesta mucho recuperarlos. Por eso es tan importante este lugar”. Para él, “ver a los niños aprendiendo a nadar o a los mayores que llegan media hora antes solo por hablar un rato” no tiene precio.

Y es que, más allá de las cifras, las máquinas y las reformas, el complejo deportivo de El Llano se adapta al ritmo de su gente: vecinos que madrugan, se saludan, nadan, charlan y se sienten parte de un barrio que, como su piscina, no deja de moverse.

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