La figura de la semana: Arancha Sánchez Villa, una "profesional" del asociacionismo
Aficionada a la lectura y a la informática y concienzuda, integró la primera promoción de mujeres conductoras de Emtusa y se jubiló anticipadamente, a los 27 años, por una necrosis derivada de una enfermedad hereditaria

Arancha Sánchez Villa. / Mortiner
Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Arancha Sánchez Villa, presidenta de la asociación vecinal La Serena de El Llano, lo sabe de buena tinta. La vida le golpeó a los 27 años, cuando se tuvo que jubilar (muy) anticipadamente a causa de una enfermedad hereditaria que le producía una necrosis en el hombro. Fue un palo, pero la gijonesa se sentía más que útil para la sociedad y volcó esas ganas de aportar en un asociacionismo que lleva pregonando desde entonces. Se ha convertido, podría decirse, en una "profesional" en la materia.
Nacida un 5 de junio de 1976, Arancha Sánchez recuerda con felicidad su infancia. Unos primeros pasos dados en El Llano, su barrio de siempre, en el que reside todavía. Como otros tantos críos de la época, la mayor diversión la encontraba en la calle, con sus amigos y compañeros del colegio La Escuelona. Por la ventana de casa le lanzaban el bocadillo de la merienda para que disfrutara de la tarde. Le entusiasmaba montar en bicicleta. Por aquellos tiempos, claro, no había tantas calles asfaltadas como ahora.
En las calles Saavedra y Electra ha vivido Arancha Sánchez, que tiene dos hermanos, ambos mayores que ella: José Luis y Rosa María. Sus padres, Enrique y Sara, desgraciadamente ya fallecieron. De La Escuelona pasó al instituto Jovellanos, tras lo cual decidió estudiar un módulo superior de Hostelería y Turismo. No obstante, su trayectoria laboral poco tuvo que ver con ese campo. Se sacó el carnet de conducir con el apoyo de la Fundación Mujeres y se presentó a las oposiciones de Emtusa. Las pasó con éxito. De hecho, formó parte de la primera promoción de mujeres de la empresa.
Durante unos años estuvo al volante, hasta que una cuestión médica truncó su faceta laboral. Fue una bofetada de realidad. Arancha Sánchez atravesó un momento muy complicado, superó una depresión y se rearmó para seguir aportando desde otra perspectiva, en este caso la del asociacionismo. El ayudar a los demás siempre llamó la atención de la gijonesa, que comenzó esa andadura en el AMPA de La Escuelona, pues su hija Sara estudió allí, siguiendo el camino de su madre.
En 2016 surgió La Serena, que en su primera etapa fue una asociación sociocultural. En 2022 evolucionó hasta ya ser una asociación vecinal, sumándose a la otra existente en el barrio, "Fumeru". En El Llano, dos no son multitud. Sánchez es la primera y única presidenta de esta entidad del barrio de El Llano. Y le satisface y llena lo que hace. Es una sensación difícil de explicar la que experimenta cuando echa una mano para impulsar las numerosas actividades que ofrece la asociación o da voz a las reivindicaciones vecinales. Ella las canaliza.
Aficionada a la lectura, sobre todo de "thriller" y novela negra, su autor favorito es el estadounidense John Grisham, aunque también le encanta descubrir autores locales y nacionales. Es de las que piensa que el aprendizaje debe ser constante, que hay que renovarse. Le gusta mucho la informática y realizar cursos para ser más avezada en ese ámbito. Cuando quiere desconectar, el entorno del mar Cantábrico es su escapatoria.
La vocación de servicio de Arancha Sánchez es tal que ha calado en la familia. Su marido Javier, al que conoció en una discoteca, a la antigua usanza, y su hija Sara, participan activamente en la asociación La Serena. Esta última es integrante de la Vocalía de Juventud, una de las apuestas más firmes del colectivo. La familia disfruta de la compañía de dos mascotas, el perro "Mei" y la gata "Ayla", y acostumbra a viajar cuando la agenda lo permite.
Como vecina del barrio literalmente de toda la vida, Arancha Sánchez Villa ha visto en primera persona la transformación de El Llano, la mejora de los servicios y la llegada de tanta gente que le ha aupado al primer puesto de zonas más habitadas de Gijón. Una zona, eso sí, con carencias, las que Sánchez seguirá poniendo sobre la mesa, como máxima portavoz de La Serena, para que el barrio siga prosperando.
Habitual en el gimnasio, procura siempre que cada cosa que hace, cada proyecto en el que se embarca, salga a pedir de boca. Le acompaña esa inquietud de que algo puede salir mal. Es, en ese sentido, perfeccionista. Liderar la asociación vecinal, con todo lo que conlleva, le supone un impagable plus a nivel personal, una satisfacción más que merecida tras el varapalo que le tocó sufrir hace un par de décadas y tras el que "resurgió" para dedicarse, en cuerpo y alma, a su barrio. El Llano, el cual lleva en su corazón y en su cabeza.
Suscríbete para seguir leyendo
- Desalojan un conocido restaurante del centro de Gijón en plena hora de comidas tras formarse una humareda
- El barrio más grande de Gijón sigue avanzando: más de siete millones de inversión para 'transformar' El Llano
- El Llano tiene 183 años: la visión del cronista oficial de Gijón
- Así desaparecieron 120.000 toneladas de carbón del Puerto de Gijón: las imágenes de satélite que lo muestran ( ya aportadas en la investigación)
- Noche de desenfreno en Gijón: revientan escaparates en Cimavilla y dejan todo 'lleno de meados y cagadas
- Cuatro días tirada en el suelo de casa: el calvario de una vecina de Gijón rescatada por los bomberos y la policía
- El auge en Gijón de los bajos comerciales convertidos en viviendas impulsa a una nueva regulación de Urbanismo: 'Va a estar solucionado a muy corto plazo
- De la Cábila a un barrio en expansión y plagado de proyectos en marcha: un recorrido en imágenes por la historia de El Llano