Una gaviota deja un niño herido en un colegio de Gijón tras lanzarse a por su merienda: "Pudo haber una desgracia"

El ataque se produjo durante el recreo de ayer

El colegio Santa Olaya

El colegio Santa Olaya / Marcos León

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Se lanzó en picado a por la merienda de un niño en pleno recreo y le dejó heridas en la cara. Una gaviota protagonizó hace dos días un incidente en el colegio Santa Olaya, en el barrio de El Natahoyo, tras querer quitarle la merienda a un estudiante de segundo de Primaria. El ataque tuvo lugar sobre las doce y diez de la mañana y el pequeño tuvo que ser atendido por parte de los profesores del centro. Sus lesiones consistieron en un pequeño arañazo en la cara, que no necesitó puntos de sutura. Sin embargo, pudo ser peor. "Si es un centímetro más arriba le da en el ojo", aseguró la directora del Santa Olaya, Rocío Paz.

Este incidente con un ave no es el primero que tiene lugar en el centro situado en la avenida Galicia, pero sí es, hasta la fecha, el más grave. Tal y como explica Paz, en el Santa Olaya llevan teniendo desde hace varias semanas un problema con la proliferación de palomas. El problema se encuentra en la red de la pista polideportiva que, en teoría, debería de impedir que estos pájaros anidaran en este lugar. Una función que la directora asegura que no cumple. "Hay muchas deficiencias con ella y las palomas se meten dentro. La han intentado tensar varias veces, pero siguen metiéndose dentro", aclara la docente.

La directora del Santa Olaya pide que el Ayuntamiento tome cartas en el asunto. "Hace tiempo que habíamos pedido que nos cerraran la pista cubierta", anuncia la docente sobre un asunto que, teme, irá para largo. "Nos dijeron que sí con el anterior gobierno local, pero ahora desde el Ayuntamiento nos dicen que no se dejó nada por escrito", asegura la profesora. "A nosotras nos lo dijeron durante una vista municipal con el anterior gobierno local, pero ahora nos pasa esto", puntualiza. 

En cuanto al incidente, Paz explica que se produjo en la hora del recreo. "Los profesores que estaban pensaron que la gaviota se había tirado a picarle, pero no era así. Iba a por el bocadillo", cuenta. "El niño se asustó al ir a quitarla y fue cuando se produjo el arañazo. Quedó en nada pero pudo haber pasado una desgracia", asevera, tranquila, por otro lado, de que todo quedara en un susto.

La directora del Santa Olaya también indica que la proliferación de palomas y de gaviotas, más allá de problemas puntuales como el de hace dos días, sí que dejan un inconveniente más cotidiano en el día: los excrementos. "Sé que Emulsa limpia y hay muchos colegios. Pero si limpian el viernes, el lunes vuelve a estar", lamenta.

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