Un nuevo centro cultural en la zona oeste

Así ha quedado la capilla de San Esteban del Mar, en el Natahoyo, tras su puesta a punto: "Estaba muy dañada"

Tras meses de reforma gestionada por los rotarios de Gijón, la reforma está rematada a la espera de que la urbanización del entorno permita estrenarla

VÍDEO: Finalizan las obras de pintura de la capilla de San Esteban

Marcos León

El Natahoyo

Con su cúpula pintada ahora de azul intenso como elemento icónico, la capilla de San Esteban del Mar de El Natahoyo acaba de rematar la reforma en la que llevaba meses inmersa gracias a la labor altruista de los rotarios de Gijón y sus colaboradores. Las tareas de pintado de estas últimas semanas, junto a la retirada de andamios, dejan ahora solo algunos remates pendientes, como la instalación de luces LED y la colocación de un par de ventanas. La gestión, por tanto, queda ahora en manos del Ayuntamiento, que ya se ha comprometido a realizar la urbanización exterior del centro, y tras la cual se podrá instalar un nuevo portón de madera y, ya sí, inaugurar finalmente una capilla desacralizada que se proyecta como un nuevo centro cultural para la ciudad.

La capilla no parece la misma. Usada durante años como almacén y oculta a la ciudadanía por unos muretes, su presencia en el barrio era desde hace tiempo anecdótica. "Tenía bastantes daños estructurales", admite la presidenta del Club Rotario de Gijón, Patricia García Zapico. La reforma, iniciada la pasada primavera, incluyó refuerzos en la estructura y tapar una segunda entrada por el lateral del antiguo altar.

Hace unos meses, una primera visita al espacio –cuando había culminado la fase más gruesa de la reforma– por parte de los responsables dejaba ya ver un espacio diáfano pero, por entonces, aún cubierto de andamios. Ahora, el local luce pintado entero de blanco y con un diseño ya adaptado a su futuro como centro cultural. Las paredes, de pladur, permitirán colgar cuadros o instalaciones artísticas que precisen de algún tipo de fijación, y la nueva instalación eléctrica deja tomas de corriente suficientes para organizar cualquier tipo de acto. García Zapico cree que la configuración del espacio, sin mobiliario que condicione su distribución, podría adaptarse a actos de poca escenografía, como una presentación de un libro –se prevé comprar sillas y mesas que puedan guardarse e instalarse sobre la marcha–, pero también organizar conciertos y recitales.

San Esteban del Mar, un lienzo en blanco

Por la izquierda, junto a los rotarios, Patricia García, Virginia García, Germán Heredia, Ana Puerto, Juan Dopico, Paz Fernández Felgueroso, Marcos Tamargo, Raquel Casado, Luis Buznego y Rafael Martínez. / Marcos León

La nueva imagen de la capilla cede todo el protagonismo a su cúpula, ahora pintada de azul, con los nervios de color amarillo. Ambos colores, de tonalidades muy intensas, contratas con las paredes blancas y con el resto del techo, que también ha sido remodelado y luce ahora con nuevos tablones de madera oscura. Sobre la que será la puerta principal –se prevé instalar un portón de madera para más adelante–, hay un rosetón con vidriera de colores. "Vamos a instalar unas parecidas en las dos ventanas", anuncia García Zapico, que agradece la labor de los varios colaboradores que han ido ayudando a no disparar el presupuesto cediendo materiales y mano de obra. Entre ellos, los propios alumnos del centro del Revillagigedo colaboraron con las labores de pintado y de instalación eléctrica.

Nueva obra y plan de usos

Los remates pendientes son instalar las luces led y colocar un zócalo que remate el suelo, que es de hormigón pulido, y esperar por la obra del Ayuntamiento, que sigue en fase de concurso público. Esta otra obra, que se prevé que supere los 100.000 euros, sustituirá el muro actual por un banco corrido, abriendo todo este espacio al barrio, y generando una nueva zona verde de unos cien metros cuadrados. Se pretende que en la esquina que da a la calle se plante un tejo como nuevo elemento icónico del recinto. La adjudicación se espera que no se demore mucho más –ya hay dos empresas interesadas en la obra– y tiene un plazo estimado de ejecución de 75 días.

En paralelo, los rotarios y el Revillagigedo meditan también estas semanas cómo estructurar el futuro plan de usos del complejo. Será un espacio cultural, eso está decidido, pero falta por aclarar cuáles serán las vías de solicitud y los requisitos a cumplir por parte de los usuarios y entidades que quieran usar el espacio.

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