El Musel encara sus vertidos: ¿cómo evitar que el carbón y otros residuos acaben en el mar?

La ingeniería madrileña Inncive va a hacerse, por 573.803 euros, con la adjudicación de la asistencia técnica para analizar y proponer medidas que eviten el arrastre al mar de contaminantes y carbón por el agua de lluvia y la de riego en terrenos portuarios; se trata de garantizar la calidad del vertido en actividades actuales y futuras

Un perro juega en la playa, en una zona manchada de carbón, en 2023.

Un perro juega en la playa, en una zona manchada de carbón, en 2023. / JUAN PLAZA

Gijón

A principios de 2020, en pleno aumento del trasiego de carbones en El Musel por la actividad de NMR, el Ministerio para la Transición Ecológica exigió estudiar el efecto de los carbones del Puerto en las playas de San Lorenzo y Poniente y en el espacio marino protegido del Cabo Peñas. A finales de ese mismo año, un estudio elaborado por el Instituto del Carbón (Incar) con financiación del Ayuntamiento, concluyó que con alta probabilidad el origen del carbón que periódicamente tizna de negro la principal playa gijonesa procede de la actividad granelera de El Musel durante décadas. Un asunto que llevó al Principado a incorporar en el plan de calidad del aire de la zona oeste de Gijón medidas para evitar que siguiera llegando carbón portuario al mar. El Puerto, ahora, está a punto de a contratar un estudio para mejorar la calidad de los vertidos de agua de lluvia y de riego. Una licitación en la que la firma madrileña Ingeniería Civil Española (Inncive) ha presentado la mejor oferta, como informó ayer LA NUEVA ESPAÑA.La de Inncive es a única de las tres ofertas que ha superado el listón mínimo de calidad exigido en la licitación. El contrato alcanzará los 573.803 euros, lo que supone una baja del 5,1%.

La ingeniería tendrá que elaborar un informe con un inventario de vertidos, no sólo los actuales, sino los previsibles con los futuros desarrollos de El Musel, además estudios hidrológicos y de cargas contaminantes. También tendrá que analizar las carencias en la red separativa de aguas pluviales que hay en parte del Puerto y plantear soluciones, además de hacer lo propio con las zonas portuarias que carecen de esas infraestructuras.

Unas soluciones que no deben limitarse a instalaciones para limpiar de contaminantes y mineral el agua recogida, sino también a su almacenamiento y reutilización posterior, por ejemplo para riegos.

Ese informe, que debe plantear el mínimo grado de limpieza del agua que se verterá al mar, tendrá que obtener el visto bueno del Principado antes de proceder con la ejecución de las medidas. El encargo incluye una estimación de costes de las inversiones, así como priorización de las mismas.

El Puerto no esperó a la contratación de este proyecto para tomar medidas. En 2020 la única instalación portuaria que contaba con autorización de vertidos era Ebhisa. Una de las medidas que se ejecutaron desde entonces fue la construcción de una depuradora en Aboño, operativa desde el año pasado y que ha reducido en 205 veces el carbón que llegaba al mar de la concesión de Lissan Coal Company. De 7,2 gramos de sólidos por litro de agua vertido se ha pasado a 35 miligramos. El estudio que ahora se contrata profundizará en esa mejora ambiental de El Musel.

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