"Alternativas, control y acción" para desatascar Príncipe de Asturias: "La gente está enferma y no se puede evitar"

El mal estado de la carretera y la velocidad de los conductores preocupan a los vecinos

Arriba, a la izquierda, Nuria López y Alberto Varela, junto al semáforo de Cuatro Caminos; a la derecha, Raimundo García pasea por la avenida Príncipe de Asturias. Abajo, a la izquierda, Luis Miguel Encina e Isabel Reguera, después de cruzar la avenida, y al lado, Por la izquierda, Antonio Gómez y José García, hablando sobre el tráfico.

Arriba, a la izquierda, Nuria López y Alberto Varela, junto al semáforo de Cuatro Caminos; a la derecha, Raimundo García pasea por la avenida Príncipe de Asturias. Abajo, a la izquierda, Luis Miguel Encina e Isabel Reguera, después de cruzar la avenida, y al lado, Por la izquierda, Antonio Gómez y José García, hablando sobre el tráfico. / Marcos León

La Calzada

En la zona oeste el tiempo no se cuenta por minutos, se cuenta por vehículos y, más en concreto, por camiones. Miles de ellos atraviesan la avenida Príncipe de Asturias que divide El Natahoyo y La Calzada desembocando en El Musel, eterno punto de conflicto con los vecinos que esperan unos cambios que se llevan demorando años. Ya no solo el ruido provoca las quejas, el mal estado de la carretera también levanta preocupación ante un posible accidente que pueda agravarse por los materiales peligrosos que se transportan a diario. La alta velocidad de paso también es otro riesgo. "Habría que hacer algo, llevamos mucho tiempo y no sé si llegaré a verlo cambiado", resumía Raimundo García que espera una alternativa y, con resignación, señala que el tema del asfalto no es único en ese punto. "La carretera está en mal estado, pero no es solo esta, están así en todos lados".

Esperando a que el semáforo cambie de color, Nuria López y Alberto Varela advierten del atrevimiento que supone cruzar de un lado a otro de la vía. "Es peligroso este paso de peatones, aquí ya atropellaron a no sé cuanta gente. Pasan a más velocidad de la que deben", señala López. "Aquí debían de pasar a 50 y hay veces que pasan a más. Hay mucho animal", detalla por su parte Varela, que no hay día que no se fije en los dos radares que hay a la entrada del barrio y que intuye que no están operativos. "Tienen ahí un cajón para meter multas y no funciona nunca. Paso con el coche todas las tardes y siempre bajo la velocidad porque vienes de arriba a 70 y luego a 50, pero los hay que pasan como aviones". Sobre el estado del pavimento que "está fatal", conformismo obligado. "Los que lo tienen que arreglar son los que cobran por ello, nosotros nos dedicamos a subsistir, como dice el otro, y procurando que no nos pillen en los pasos de peatones".

Un poco más abajo, José García y Antonio Gómez llaman a la acción. "Nos manifestamos poco, deberíamos salir una vez por la semana. Que nos vean y saturar esto. Tienen que ser grupos porque una persona sola no hace nada".

Un problema de salud

Al ruido, el mal estado de la carretera y los riesgos a la hora de cruzar se le suma el que podría ser el problema más importante, la cuestión de la salud. "Veníamos hablando de este problema, que hay mucha saturación y la gente que está enferma y que andamos con problemas de respiración y no lo podemos evitar. A cualquier parte que vayamos, esto divide el barrio y hay que comunicarse", protesta García. "Es algo que tendrían que haber hecho desde hace tiempo", añade Gómez.

Otro vecino que también padece los efectos de la contaminación del aire es Iván Vázquez. "De hace una temporada para aquí no se para con el polvo. Los dinteles de la ventana está siempre sucios. Además, padezco mucho de la garganta y es de El Musel y los coches. Cuando vivíamos antes y no estaba el carbón no teníamos que limpiar tanto los goterones de la ventana", asegura, añadiendo que "en los últimos 40 años" no han arreglado la carretera y despejando las dudas sobre el funcionamiento de los radares "Eso y Hacienda son las dos cosas que nunca fallan".

"Está claro que tienen que pasar por algún lado, pero que intenten sacar de aquí, la cosa es que no lo quiere nadie", sospecha Patricia Aradas, que concuerda con Isabel Reguera en que hay que actuar cuanto antes. "Se necesita una alternativa. No puedes estar viviendo aquí con estos pisos pegados", comenta Reguera con Luis Miguel Encina que le recuerda que antes no estaban los edificios, "solo los bloques de planta baja" al comienzo del barrio. "Pero para la velocidad no tiene nada que ver. Que hay veces que está cambiando el semáforo y como no estés atenta te llevan por delante", sentencia. ◼

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