Gijón busca en el impulso del plan de vías un alivio al caos de sus grandes obras

El derribo del viaducto de Carlos Marx, el compromiso con la reducción de la edificabilidad en el Solarón y un convenio, anticipos de la estación de Moreda

El viaducto de Carlos Marx, con la actual estación de tren a la izquierda. | JUAN PLAZA

El viaducto de Carlos Marx, con la actual estación de tren a la izquierda. | JUAN PLAZA

Gijón

Gijón tacha inquieta y esperanzada los días en el calendario de este mes de marzo a la espera de que llegue el día 27. No hay convocatoria oficial, pero esa es la fecha comunicada por el Ministerio de Transportes para que se reúna el consejo de administración de Gijón al Norte. Y ese es el día que espera Gijón –su Ayuntamiento y su movimiento vecinal–para comprobar que se desatasca el plan de vías. No ver un avance en este proyecto de ciudad en el que Gijón lleva enredado un cuarto de siglo sería más que un golpe para un Gijón que no gana para disgustos en cuanto a las grandes obras que iban a marcar su transformación.

No es solo que la estación intermodal siga sin construir y el metrotrén se haya quedado en un túnel vacío. Son también los accesos al Musel que no solo siguen pendientes desde los ochenta del siglo pasado, sino que han dado un paso atrás de décadas con la eliminación ya definitiva del proyecto del vial de Jove soterrado. Y, por si fuera poco, a ese suma y sigue se ha unido la reciente paralización de las obras de ampliación del hospital de Cabueñes.

Casi un año hace que no se reúne el consejo de Gijón al Norte. En su cita de abril de 2024 los socios del Ayuntamiento y el Principado daban su visto bueno al nuevo diseño que para la estación intermodal en Moreda y la integración de la zona presentó el secretario de Estado de Transportes, José Antonio Santano. Una vez aprobado el anteproyecto tocaba ponerse a redactar los 30 proyectos que conforman esa operación. En eso se ha estado estos meses. Pero no sólo se trata de hacer el proyecto de estación. Hay mucho más.

De hecho, las prioridades del Ayuntamiento no están lejos de la intermodal pero no son precisamente la estación. El gobierno local que encabeza la forista Carmen Moriyón reivindica como primera actuación vinculada al nuevo proyecto del plan de vías el derribo del viaducto de Carlos Marx y la reordenación en superficie de la movilidad en esa zona. Se trata, dice el gobierno de que los gijoneses vean q allí hay máquinas trabajando. Máquinas que aún tardarán años en poder verse para construir la estación. Falta concretar, pero, en principio, toda esta operación costaría unos 25 millones y duraría año y medio.

Los retrasos en los accesos a El Musel y en el Hospital de Cabueñes se suman a los de la intermodal y el metrotrén

La otra prioridad local es blindar un nuevo Solarón que visualice el acuerdo de ciudad en favor de una gran zona verde en ese espacio que ha unido a Ayuntamiento, Principado y movimiento vecinal. Aunque hay un sector que pide eliminar por completo el uso residencial del espacio el camino que parece más evidente es mantener la presencia de pisos, aunque con una reducción importante de la edificabilidad y ubicándolos en un espacio que no interrumpa ese corredor verde hacia el Oeste que supondría la prolongación del Solarón con la cubierta verde prevista sobre la estación intermodal. Los técnicos trabajan sobre un boceto que reduce al 5% el suelo del área del Solarón donde se ubicarían los pisos.

Viaducto de Carlos Marx, Solarón... y nuevo convenio. Esa es la tercera pieza que se espera resolver en el próximo consejo de Gijón al Norte poniendo sobre la mesa el documento que, de soporte a ese nuevo plan de vías, con sus fechas de ejecución y el reparto de su coste entre Estado, Ayuntamiento y Principado. El convenio aún vigente se firmó en 2019 pero hace tiempo que no es más que papel mojado. Basta recordar que ese convenio se ordenaba en base a una estación junto al Museo del Ferrocarril.

Aunque la competencia de Gijón al Norte se centre en la estación y en el desarrollo urbano de su entorno no hay que olvidar que hace falta desarrollar parte de la estación para que se pueda poner en marcha el metrotrén. Un proyecto ferroviario con más retrasos y cambios acumulados que la intermodal. Este agosto se cumplirá un cuarto de siglo desde que el entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, presentara el metrotrén de Gijón al mundo desde la Feria de Muestras.

Sin solución para el Puerto ni para La Calzada

Intermodal y metrotrén. Dos grandes proyectos por los que Gijón lleva esperando décadas. No son los únicos. El listado incluye también los accesos al Musel. Aquí la herida gijonesa está abierta y supura desde que el pasado mes de octubre el vial de Jove soterrado pasara a la historia. Previamente, el Ministerio de Transportes había optado por paralizar esa obra, valorada en 236 millones, justo cuando estaba a punto de elegirse a la constructora. El Ministerio ofreció a Gijón el mismo vial, pero en superficie y Gijón dijo no.

Visto lo visto, y la inacción ministerial, ha sido el Principado quien ha decidido impulsar una alternativa que tenga como prioridad eliminar el tránsito de camiones por la avenida Príncipe de Asturias.

Alternativa que incluye llegar a El Musel por el Empalme (Carreño), lanzar el acceso a la Zalia por el Montico y potenciar los accesos al puerto por ferrocarril. El primer paso de todo ese engranaje era la licitación del desdoblamiento de la GI-10 entre Lloreda y Veriña que el Ministerio había anunciado para esta primavera. Ya no podrá ser por los problemas del proyecto con los informes ambientales detectados hace unas semanas. Algo que retrasa dar una solución al Puerto y, de paso, dar una solución a La Calzada. Mientras, el Principado busca el instrumento que le permita convertir Príncipe de Asturias en bulevar urbano, aunque sigan pasando los camiones por ella durante un tiempo. Esa "humanización" de la avenida entre El Musel y Foro que también está en la lista de espera de las grandes obras de Gijón.

Y como a perro flaco, todo son pulgas. El 2025 se estrenaba en Gijón con la paralización de las obras del Hospital de Cabueñes tras años de presentaciones y licitaciones fallidas. Las máquinas llegaron al hospital y se fueron dejando una estructura olvidada, un lío político, social y judicial y otra gran obra de ciudad empantanada en Gijón.

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