El Acuario de Gijón recibe a sus "invitados" más letales: "Merece mucho la pena, la colección está elegida a conciencia"

El Bioparc inaugura mañana una exposición itinerante por Europa con cuarenta animales, como serpientes, lagartos, arañas o tritones, y el veneno como hilo conductor para reivindicar su importancia en la naturaleza y en la medicina

Una exposición con cuarenta animales venenosos llega al Acuario de Gijón

Sergio García / Ángel González

Poniente

Arañas, serpientes, lagartos, ranas o tritones son los nuevos "inquilinos" del Bioparc Acuario de Gijón. No son animales cualquiera, comparten una característica: son venenosos. Y protagonizarán la exposición "Veneno: Naturaleza Letal" que el Acuario inaugurará mañana. "Son especiales, no suelen ver en instalaciones de este tipo", reivindica Alejandro Beneit, director del espacio.

La muestra, gestionada por el Grupo Atrox, itinerante por Europa y que llega por vez primera a Asturias, permanecerá en Gijón hasta el 8 de diciembre e invita a sumergirse en el mundo del veneno, un ámbito que "atrae, igual que todo lo desconocido", defiende Beneit, mientras destapa uno de los 18 terrarios que ya son el hogar de alrededor de 40 animales. Estos terrarios, en los que se recrean los hábitats de origen de los animales, están doblemente acristalados por seguridad, para evitar fugas o accidentes.

Para Alejandro Beneit, uno de los que más cautivará al público es el monstruo de Gila, un lagarto de algo más de medio metro. "Es espectacular", asegura. Víboras como la crótalo de Sri Lank, la del Gabón o la de pestañas –que ayer descansaba apaciblemente sobre una pequeña rama– también prometen fascinar (o asustar, ya según se mire) a los visitantes. Además del despliegue de fauna, la exposición se complementa con paneles informativos que aportan un "contenido valioso" sobre las especies y su grado de toxicidad, ensalza Alejandro Beneit, que recalca la importancia de los distintos venenos en el campo de los antídotos y la medicina. Habrá espacio para ellos, incluso con la recreación de un brazo al que ha mordido una serpiente.

Confiesa Alejandro Beneit que llevaba varios años "detrás" de la muestra, tratando de que desembarcara en el Acuario. Los contactos con el Grupo Atrox comenzaron en octubre. Instalar los terrarios, que venían ya montados por seguridad, fue "un reto logístico". "Será un impacto importante en el recorrido", subraya Beneit, que dice que, si el Acuario puede visitarse en hora y media, esta exposición sumará una hora más a ese trayecto, siempre y cuando, claro, que el público quiera disfrutarla con calma. "Hay que admirar a estos animales y ver cómo se comportan, cómo se relacionan entre ellos...", resalta Alejandro Beneit, rebosante de confianza de que la variada colección gustará. "La gente va a aprender sobre el papel que tiene el veneno en la naturaleza y en la vida de las personas, pues tiene muchas propiedades", pondera Beneit, que incide en que el proyecto representa "ocio con causa". "El mejor camino para la conservación de la biodiversidad es a través de la divulgación", afirma.

Chinches asesinos, tritones cola de espada, una viuda negra o una rana dorada también figuran en el conjunto de animales que podrán verse a partir de mañana. Toda precaución es poca. Hay una persona dedicada exclusivamente a alimentarlos y cuidarlos. Se recuentan hasta cuatro veces al día para certificar que ninguno ha escapado de su terrario. Por otro lado, el Acuario ofrecerá una recreación de carabelas portuguesas, que en los últimos tiempos han causado estragos en la costa gijonesa.

"El Acuario crece cada año en visitantes y espero que la gente venga a ver la exposición porque merece mucho la pena y la colección está elegida a conciencia", asegura Alejandro Beneit. Hoy habrá una nueva sesión formativa con servicios de emergencia tras la que hubo a finales de febrero para instruir en protocolos de actuación y respuesta ante posibles incidentes con animales venenosos, ya preparados para "picar" en el Acuario.

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