De aprender a nadar en el barrio a las construcciones abandonadas a la sombra de los Astilleros: El Natahoyo pide paso al mar

El área de los antiguos astilleros en el barrio exhibe suciedad y construcciones abandonadas

Por la izquierda, Francisco Escudero, Alfredo Lorenzo y Juan Ramón Rubianes, observando las naves abandonadas de la calle Móstoles. | JUAN PLAZA

Por la izquierda, Francisco Escudero, Alfredo Lorenzo y Juan Ramón Rubianes, observando las naves abandonadas de la calle Móstoles. | JUAN PLAZA

El Natahoyo

"El Natahoyo es la verdadera zona costera de Gijón, pero creció de espaldas al mar". Junto a las parcelas en ruinas que abundan en la zona de Travesía del Mar, Alfredo Lorenzo, Francisco Escudero y Juan Ramón Rubianes recuerdan como un barrio en el que aprendieron a nadar a escasos metros de sus casas sigue viviendo desde hace décadas a la sombra de los viejos astilleros. Desde la calle Palafox, en el tramo próximo a la Fundación Revillagigedo, se denota el abandono que ha sufrido la zona durante años. "La esperanza es que volvamos a ver el mar desde estas calles. Que evolucione el proyecto, pero que lo haga ya, no dentro de 20 años que ya no lo vamos a ver", afirma Lorenzo junto a las recientes obras en el entorno de la capilla de San Esteban del Mar, para lo que en un futuro se espera que sea la entrada de Naval Azul.

Al deterioro de los edificios se ha sumado, según afirman estos vecinos, la suciedad acumulada. "Aquí no hay mantenimiento de ninguna clase. Cuando llega la época de la Semana Negra echan algo de arena para adecentar el terreno, pero el resto, como si no estuviera", se queja Rubianes. Avanzando por la calle Mariano Pola, todavía se ven los vestigios de edificios que en su momento eran viviendas y que ahora solo cobijan maleza y suciedad.

Las fachadas en ruinas de la calle Mariano Pola, con la iglesia de San Esteban del Mar al fondo. | JUAN PLAZA

Las fachadas en ruinas de la calle Mariano Pola, con la iglesia de San Esteban del Mar al fondo. / Juan Plaza

Una imagen que se hace más visible en la esquina con la calle Atanasio Menéndez, donde la reciente apertura de un local de bicicletas contrasta con la fachada hueca del edificio de enfrente. "Estamos a 10 minutos del centro y esto está en ruinas". Esta calle choca en el otro extremo con un muro, el mismo que hace décadas servía de dique contra el agua que llegaba hasta esa altura. "Esta parte de abajo todavía es del muro antiguo que también pasaba por el patio del Hogar San José. Tenían un portón con salida directa al mar", recuerda Lorenzo.

En esa parte solo se mantienen dos talleres separados por una ciudadela, que vivió tiempos mucho mejores. "Aquí no duermen ni las ratas y eso que ahora está hasta limpia", se sorprende Escudero. Al problema del abandono de los inmuebles hay que añadir el riesgo de desprendimiento de cascotes. "He puesto reclamaciones en varias ocasiones por el estado de algunas fachadas. Son un riesgo y cualquier día puede haber una desgracia".

En Travesía del Mar, las casas de planta baja dejan paso a las naves abandonadas. Antiguas sedes de conserveras, talleres o fábricas que pasaron a mejor vida y que ahora sus terrenos cuentan con un potencial único. "Si se hace el paseo marítimo, con ello llega la construcción de edificios de viviendas. Hay sitio para todos y es muy atractivo", resalta Lorenzo, que reitera la tardanza en acometer reformas. "Es algo que lleva décadas en este estado de ruina y no se entiende como hasta ahora no han hecho nada".

Juan Ramón Rubianes, caminando por la calle Atanasio Menéndez.

Juan Ramón Rubianes, caminando por la calle Atanasio Menéndez.

Revitalizar la zona oeste

La mirada al pasado cuando se habla de Naval Gijón es inevitable para Lorenzo, Rubianes y Escudero. "El barrio evolucionó, pero para dentro. Tú pasas por esta zona y cualquiera diría que estamos pegados a la costa", escenifica Rubianes que, al igual que sus compañeros, piensa que "es el momento de abrir el barrio al mar". La falta de saneamiento en la zona evidencia una situación complicada y el nuevo proyecto del Ayuntamiento, con sus defensores y detractores, se presenta como la oportunidad de ver cumplidos estos deseos.

"Un paseo marítimo daría vida a la zona, volveríamos a pasear y disfrutar de estas calles", confía Rubianes. Como ejemplo, señalan a la playa del Arbeyal como un elemento disruptivo. "Yo vivo en La Calzada y muy pocos vecinos paseaban por esa zona. Cuando hicieron la playa el cambio fue total y se consiguió revitalizarlo todo", sentencia Rubianes.

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