Un "fallo humano", dos subcontratas y una caída de diez metros: las causas que explican la muerte del operario fallecido en Gijón
El trabajador, de 33 años, hacía labores de soldadura subcontratado por otra empresa diferente a la que se hacían las reparaciones
"Subió por el sitio equivocado y pisó en el sitio equivocado", lamentan los testigos

P. Palomo / A. Domínguez
Iba a ser una mañana más en el Polígono industrial Bankunion 2, pero la tragedia se asomó por Tremañes. Un trabajador de origen latinoamericano ( D. V. ) falleció este miércoles tras caer del tejado de una nave industrial de la calle Ingeniero Isidoro Clausel. La víctima se encontraba haciendo labores de soldadura en unos tubos de gran tamaño que hay en el tejado de la citada nave. Las primeras hipótesis apuntan a que caminó por el tejado sin engancharse a la línea de vida, pisó el lucernario y este cedió. Esto lo que hizo fue que la víctima se cayera desde una altura de diez metros al interior de la nave. La Policía Nacional ya abierto una investigación para saber qué pasó. Sin embargo, según las declaraciones de los primeros testigos y tras la revisión de las cámaras de seguridad ya hay algunas posibles causas encima de la mesa. La mala suerte y un error "humano y fatal" están entre ellas.
D. V. tenía 33 años y no estaba solo ayer minutos antes de perder su vida. Se encontraba trabajando junto a su encargado. Este encargado, como la víctima, no son empleados de la empresa asentada en la nave en la que pasó todo. Los dos estaban subcontratados. En la nave de la calle Ingeniero Isidoro Clausel, tiene su sede una compañía dedicada a la fabricación de materiales ignífugos. Los empleados de esta firma no tienen la cualificación necesaria para hacer soldaduras. Se dedican a una cosa diferente. Por eso, se los encargan a otra empresa. Esta vez, como ya habían hecho otras veces, habían subcontratado a una conocida firma de Gijón. En esta firma, trabajaba el encargado pero no el fallecido. D. V. estaba subcontratado por la subcontrata.
La mañana se estaba desarrollando con normalidad. El encargado y la víctima comenzaron a hacer las soldaduras en los tubos del tejado. Estos son perfectamente visibles desde fuera de la nave. Los dos estaban asegurados con líneas de vida. Se había acotado una zona para acceder al trabajo y otra para bajar. Todo hacía indicar que las labores se iban a desarrollar de forma cotidiana, pero no fue así. La casualidad quiso que la víctima tuviera que bajar al suelo. Explicaron los testigos que se había olvidado una herramienta. Así que lo que hizo fue bajar a su furgoneta e ir al taller de su empresa. No fue muy lejos. El taller se encuentra también en Tremañes. En el camino del Melón, para ser exactos.
Fue al volver a subir al tejado de la nave cuando todo pasó. Según los testigos, supuestamente no subió por el lugar que estaba acotado por ello. Ascendió al tejado por una escalera diferente. Entonces, se dispuso a caminar por el tejado unos metros, no muchos, unos diez, para volver a engancharse a la línea de vida. Nunca llegó. No le dio tiempo. Según los presentes, pisó el lucernario y este cedió. Se cayó desde una altura de unos diez metros al interior de la nave. La fatalidad es aún mayor. Las fuentes consultadas explican que el tejado era nuevo. Se había cambiado hace muy pocos años. "Todo indica a que fue un error humano fatal. Subió por donde no debía y pisó donde no debía", lamentaron los presentes.
La caída fue mortal. Pese a los esfuerzos de los sanitarios nada se pudo hacer por salvarle la vida. Su encargado, es decir, el compañero que subió con él al tejado, se encontraba abatido. Lo mismo que el resto de los trabajadores de la nave. Estos no conocían de nada al fallecido, de hecho, creen que era la primera vez que iba a trabajar allí pero no pudieron por menos que sentirse muy afectados. Hasta el lugar de los hechos se desplazaron varias patrullas de la Policía Nacional y dotaciones de la Policía Científica. Tras analizar la escena, finalmente llegó el coche de la funeraria.
La calle Ingeniero Isidoro Clausel es estrecha. No tiene tanto tránsito como otras del Polígono de Bankunión. Si bien, en los ojos de los trabajadores de esta zona se adivinaba el pesar por lo que acaba de pasar. Algunos, se santiguaron al ver a los coches de la Policía y al de la funeraria.
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