De barrios a parroquias | Un recorrido por las necesidades del concejo

El Natahoyo, un enlace clave entre oeste y centro que teme quedar "obsoleto"

Baños públicos, más plazas de aparcamiento, arreglos en la avenida de Galicia o una pista deportiva, entre las peticiones vecinales

El Natahoyo

Álvaro Tuero es el líder vecinal de El Natahoyo desde 1997. Si alguien sabe de qué pie cojea la zona es el veterano presidente de la asociación "Atalía", que da la voz de alarma. "El barrio se está dejando", lamenta Tuero. Este se refiere, sobre todo, al día a día, al mantenimiento y conservación de calles y parques. Pide, por ejemplo, arreglos en la avenida de Galicia, una de las principales vías de El Natahoyo, un barrio pujante del oeste gijonés, con el proyecto de Naval Azul en el horizonte y unos vecinos que observan desde la distancia el conflicto entre Ayuntamiento y Autoridad Portuaria por la ya célebre franja ubicada en los terrenos de Naval.

"Cuando no se conservan, las cosas se estropean", recalca Álvaro Tuero, que reivindica como una de las máximas prioridades la instalación de aseos públicos. "Hacen falta como el comer, lo tenemos metido entre ceja y ceja", indica el presidente del colectivo vecinal de un barrio que cuenta con alrededor de 19.000 habitantes y una amplia gama de equipamientos y servicios. Hay centros educativos como los colegios Santa Olaya, Lloréu o Atalía, la escuela infantil Miguel Hernández o la Escuela Revillagigedo, que se halla pegada al Hogar de San José y a la capilla de San Esteban del Mar, cuyos avances en la obra son capitales para la futura entrada a Naval Azul. En El Natahoyo, además, se establece el Club Natación Santa Olaya. El adecentamiento del área de los antiguos astilleros es una reclamación histórica de los residentes, pero hay más. Una de ellas, la petición de una pista deportiva para que la chavalería juegue en las mejores condiciones.

A potenciar el mobiliario urbano, con más cantidad de mesas y bancos, tampoco le harían ascos en El Natahoyo, un enclave, eso sí, bien comunicado. Por él pasan varias líneas de Emtusa. Es, podría decirse, el nexo entre el oeste de la ciudad y la zona más céntrica. Precisamente por la gran cantidad de tráfico que soporta la avenida de Galicia los vecinos piden arreglar sus desperfectos. Respecto a transporte público hay alguna que otra solicitud. "Queremos pantallas de información en las paradas, que la gente se vuelve loca, y más marquesinas", expone Álvaro Tuero.

El decálogo de El Natahoyo

  1. Habilitar aseos públicos en el barrio.
  2. Más mobiliario urbano como bancos y mesas.
  3. Un mayor mantenimiento en calles y parques y fomentar la poda de árboles.
  4. Medidas contra los solares abandonados.
  5. Impulsar una pista deportiva.
  6. Generar más plazas de aparcamiento.
  7. Arreglos en la avenida de Galicia por el elevado tráfico que soporta y aumentar su iluminación.
  8. Potenciar el alumbrado, a nivel general, en el barrio.
  9. Reparaciones en la sede vecinal y labores de pintura.
  10. Hallar una solución al conflicto entre Ayuntamiento y Autoridad Portuaria por la franja de Naval.

Del transporte público al privado. Luciano González, secretario de la asociación vecinal, esgrime que la falta de aparcamientos trae de cabeza al barrio. "Es un problema generalizado", sostiene González. La contraparte es que muchas viviendas, las más tardías en construirse, poseen garaje. Un alivio. No obstante, hay lugares como las calles Zaragoza o Estrella que "se colapsan", declara Álvaro Tuero, sentado en su despacho, en la sede vecinal, ubicada junto al parque de la Fábrica de Loza, donde hay ejercicios para mayores. Que haya más, pero juegos infantiles, demandan los residentes. "Lo que desaparece no se repone", achaca Luciano González.

Manifiesta Álvaro Tuero que el barrio "está quedando obsoleto en algunas cosas". En una batería de reivindicaciones cita el aumento del alumbrado, medidas contra los solares abandonados o reparaciones en el local social, que "lo merece". Es inevitable que el tema de Naval Azul, el proyecto del gobierno local para dotar a los astilleros de un polo empresarial vinculado a la economía azul, se cuele en las conversaciones en El Natahoyo. "Si se hace de verdad, resucitará el barrio", destaca Álvaro Tuero, que ensalza la "vida" que insuflaría a ese ala a la derecha de la avenida de Galicia. "Que haya un polígono y empleo lo está aplaudiendo todo el mundo con las orejas, pero esto se tiene que arreglar", asevera Tuero en alusión al embrollo entre Ayuntamiento y Puerto por la franja marítima. "Naval Azul está generando mucha expectativa pero va a tener que madurarse bastante", opina Luciano González.

El "temor" de la vecina Eva Fernández es la conversión de El Natahoyo en una zona turística. También muestra preocupación por la subida de los precios de la vivienda y del alquiler, mientras que su marido, Antón Vázquez, elogia la "vida comercial" del barrio. El matrimonio reside en la calle Zumalacárregui. "Vinimos aquí después de la pandemia, antes estábamos en El Coto", recuerda Fernández, que alaba la "tranquilidad" de El Natahoyo. "Si nos quitan la Semana Negra, yo sería feliz, que tenemos la noria encima", bromea Eva Fernández, que espera que Naval Azul prospere "y no se quede en el aire".

Un barrio "en auge"

Por la avenida de Moreda (donde actualmente está ubicado el área de Servicios Sociales del Ateneo de La Calzada por la reforma en marcha de este equipamiento) acostumbra a pasear el matrimonio de Yolanda Fernández y Juanjo Prieto con el perro "Abby". Llevan décadas en el barrio, que conocen al dedillo. "Había muchísima industria", proclama Prieto, para el que El Natahoyo "es el barrio con más futuro de Gijón" por la cercanía con varios puntos del concejo y por las nuevas edificaciones en ciernes. "Estamos en auge", aplaude un Prieto que echa de menos más comercio de proximidad. "Teníamos un negocio dedicado a la venta de mueble y era floreciente, y desde la crisis de 2008 la cosa bajó", asegura.

"Hay muchas comodidades", indica Carlos Avín, relajado en un banco frente al parque de La Atalía, mientras su hija Daniela, de 7 años, se desliza por el tobogán. "Debería haber más zonas verdes", reivindica Aroa Rodríguez, la madre de la criatura. La familia vive en la calle del 2 de Mayo, un lugar "estratégico" con el centro de salud, las piscinas, la farmacia, parques o supermercados a tiro de piedra. En lo que coinciden ambos es el diagnóstico que también realizan en la asociación de vecinos: se precisan aparcamientos. "A veces es muy complicado encontrar sitio", recalca Carlos Avín sobre El Natahoyo, un barrio que aguarda su transformación para volver a mirar al mar sin dejar de lado las necesidades del día a día.

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