Arranca el derribo de la nave de Flex en La Calzada: "Es un triunfo de la presión vecinal"
El vallado de la zona y labores dentro del edificio marcan el inicio de la obra de demolición, exigida durante años y que se prolongará cuatro meses

El inicio del derribo de la nave de Flex en La Calzada, en imágenes / Marcos León
Unas vallas prohibiendo el paso a lo que se había convertido en un espacio invadido de coches y el ruido de golpes que salían del interior del edificio alertaron ayer a Inmaculada Batalla y sus vecinos de bloque de que las ansiadas obras de demolición de la nave de Flex, en La Calzada, habían comenzado. "Aunque ahora nos toquen unos meses de ruido y polvo, bien empleados serán. Aquí hemos pasado mucho y durante muchos años pero hoy (por ayer) estamos contentos. Ya veremos si pasado mañana tenemos que volver a dar la lata", explicaba Batalla, que tiene guardados en una carpeta todos los escritos enviados al Ayuntamiento desde 2017 pidiendo que se limpiara una zona que se había convertido en un foco de insalubridad y peligrosidad. "Hace poco cayó una ventana y no se mató nadie de casualidad. Es un peligro, la caída de cascotes es constante", recuerda está vecina de al lado de la nave.
La lucha vecinal contra la nave de Flex tiene casi tantos años como los que lleva abandonado el edificio, que dejó de tener actividad en 2001. Casi un cuarto de siglo de problemas en las proximidades de Cuatro Caminos, en el corazón de la zona oeste. Pero fue hace dos años cuando la movilización vecinal se intensificó e incluyó la petición del derribo. Algo que asumió el gobierno local que lidera Carmen Moriyón, aunque costó más de lo previsto en un primer momento. En trámites y en dinero. Pero se logró.
Un grupo de operarios arrancaba ayer el operativo con labores de limpieza y retirada de materiales en el interior del edificio. Son, por ahora, trabajos preliminares de una demolición adjudicada a la firma catalana Hercal Diggers por 687.397 euros (impuestos incluidos). Un coste final que conllevó una rebaja del 35% sobre el precio de licitación presentado por el Ayuntamiento, que es quien ha asumido este trabajo como una ejecución subsidiaria. La factura se la pasará a la entidad bancaria que ahora es la propietaria del inmueble.
El proceso de demolición tiene una duración estimada de cuatro meses y la obra tiene un año de garantía. El proyecto supone derribar 45.000 metros cúbicos en una edificación de cuatro plantas de altura, que se elevan a seis en el cuerpo central. Se derriban los restos de la que se inaugurara en 1967 como una moderna fábrica de colchones, somieres, literas, camas plegables...
El inicio de las obras también fue recibido con satisfacción desde la asociación vecinal "Alfonso Camín", que se encargó de convocar las últimas movilizaciones. "No deja de ser un triunfo de la presión vecinal, y nos recuerda que cuando los vecinos luchamos unidos, se logran soluciones. La Calzada tiene muchos frentes abiertos, y esto debe servirnos de acicate para seguir peleando por nuestro barrio. Se pone fin a más de veinte años en los que los vecinos han tenido que convivir, puerta con puerta, con un edificio en ruinas, en una zona insalubre y peligrosa", recordó el presidente vecinal, Carlos Arias.
Derribar el edificio y adecentar la zona es el objetivo que se buscaba con la actual lucha pero los vecinos también miran al futuro. Una mirada que para Batalla incluye la exigencia a los propietarios de que cumplan manteniendo en buen estado la zona y la posibilidad de que, hasta que se construya allí, se le pueda sacar partido como aparcamiento "porque con lo de la ecomanzana lo de aparcar en La Calzada es un problema".
Por ahí van también las intenciones de la asociación vecinal. "Una vez saneada la zona, se abren muchas posibilidades. Puede ser una oportunidad para dar un impulso a La Calzada con la oportunidad de adquirir suelo público a buen precio para poder intervenir en toda el área, no solo en el solar. El barrio necesita zonas verdes, vivienda y equipamientos. Mientras tanto, aunque sea de manera provisional, sería conveniente habilitar plazas de aparcamiento, ya que existe una gran carencia tras las últimas intervenciones urbanas", explica Arias.
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