Opinión
El Ateneo Obrero de La Calzada: una reforma sin transformar la personalidad
Diferentes generaciones ateneísta y ciudadanas del barrio fluctuaron por los 120 años de historia del centenario edificio

Fachada del Ateneo de La Calzada. / Fernando Rodríguez
De manera estacionaria el Ateneo Obrero de La Calzada mantendrá cerradas sus puertas hasta final de setiembre para llevar a cabo obras en su interior debido a la obsolescencia de unas instalaciones que reclaman un lavado de cara e imagen que vayan más allá de la gama propia de la construcción. Estando fenomenal la reforma, a mi entender, necesita apoyarse en la terapia quirúrgica de higiene fiel al espíritu costumbrista que subyace entre la gente del barrio para no apartarse de su recorrido sociocultural histórico. Una terapia percutora que accione la historia que tanta huella peculiar ha dejado impregnada en sus paredes a base de aprendizajes. No se trata de una terapia con signo psicológico, sino de cómo afrontar situaciones cambiantes a las que retenemos en nuestra retina, en la memoria y en nuestro modo de hacer para interpretar los cambios que supuestamente se van a producir.
Las instalaciones internas de uso frecuente en edificios socioculturales con historia como lo es el Ateneo de La Calzada necesitan, igual que el enfermo, someterse a una terapia de cura, sino severa, al menos, de estabilización coyuntural medicada.
Diferentes generaciones ateneísta y ciudadanas del barrio fluctuaron por los 120 años de historia del centenario edificio. En el interior de sus paredes se han formalizado -a la par- la personalidad del vetusto ateneo, de las gentes, de la sobreactuada y diferentes ramas de la enseñanza, de la cultura, de las raíces de la vida adulta y juvenil, de las causas vecinales y decisiones subsiguientes, todas y de cada una de las diferentes personas y distintas personalidades que serán por siempre veneradas por su impronta en el citado mausoleo. Por tanto, después de la reforma, configuradas las mejoras materiales y virtuales del nuevo complejo sociocultural, se impone la analogía similar de referencia con el pasado con el fin de superarlo.
Un edificio con historia y personalidad
Por ello, la nueva fachada solo ha de ser el maquillaje reluciente del exterior, un rostro modelado en su estética, pero sin reconvertir la pedagogía de sus aulas, sin anular la historia sobre la que se han erigido los pilares de muchas generaciones cívicas activas como ramas que caen hacia el suelo de manera majestuosa al estilo de un bello sauce llorón.
Quiero decir con esto, que la nueva estructura orgánica asociada a lo que representa vivir lo nuevo debe de seguir el proceso natural que mantenga la línea expositora de la intrahistoria por excelencia del Ateneo Obrero. Lavar la cara mejora la estética, pero sería antiestético variar el rumbo que hizo grande la travesía de la diversidad humana, la transparencia, las ideas, los credos y los derechos fundamentales de igualdad y libertad susceptibles al aula ateneísta.
Todo lo que no vaya en esa dirección sería poner grilletes en los tobillos y un bocado de caballo sobre la dentadura de los usuarios potenciales. Esto significa, que escenario y actores pueden cambiar, pero lo que no debe de cambiar es la calidad intelectual de la obra que ha de representar a partir de septiembre. La base de pensamiento y sentimiento libre tiene que superar expectativas pasadas con el fin de crear una cacofonía de cultura universal compitiendo por los nuevos espacios de ensayo escénico-educativo activo.
Hay que mantener el extraordinario potencial de área sociocultural
Rebasada la fachada, lo que queda es introducirse en la compleja tarea de mirar dentro, fijarnos en el compromiso cultural y poético dejando viajar nuestra memoria para no sentirnos extraños e indiferentes con el aprendizaje noble y personificado de varias generaciones. Por tanto, procede alinear el perfil anterior con la nueva etapa que se abre dentro de la autonomía propia del centro integrado.
Desde el punto de vista de la transformación hay que mantener el extraordinario potencial de área sociocultural de Centro Integrado Municipal mejorando-reforzando la atención a la ciudadanía, de los servicios sociales y potenciar el asociacionismo juvenil y vecinal. También ha de dar respuesta a los nuevos retos tecnológicos y digitales con respuestas ágiles y diligentes que desahoguen la actual burocracia achacable al sistema y no al personal laboral de intachable conducta profesional.
Por todo lo anterior, combinar reforma y personalidad se hace necesario, así como reforzar la simbología y los valores de convivencia democrática con el fin de superar el espíritu de lucha colectiva de referencia histórica del Ateneo Obrero de La Calzada influenciado por el desarrollo de la educación popular cuyos precedentes se reflejan en los ateneos obreros de Francia, la Extensión Universitaria en Inglaterra y las Universidades Populares en Inglaterra, Francia y Alemania a principios del siglo XX como medio de promoción social dirigida a la clase obrera.
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