Un colegio de Gijón busca voluntarios para cuidar un huerto urbano del que solo se hace cargo una mujer de 74 años: "Necesitamos ayuda, es demasiado grande"
La directora del colegio de El Natahoyo destaca "la alegría" que generan los cultivos entre el alumnado

VÍDEO: Nico Martínez FOTO: Ángel González
"Queremos mantenerlo y que sea un proyecto que identifique al centro". Milagros Neira, la directora del colegio público Lloréu, define con estas palabras al huerto que impulsaron hace tres cursos y para el que ahora solicitan la ayuda de alguna persona que se preste voluntaria para colaborar en el mantenimiento de un espacio apreciado por los 214 alumnos y los 23 docentes de este centro educativo de El Natahoyo.
La comunidad educativa incluye a su "huertina" entre las señas de identidad colegiales. Plantan desde calabazas y pepinos hasta pimientos y fresas, pasando por repollos, acelgas, fabes, guisantes y tomates. "Empezamos con un trozo en el que plantábamos tomates, pero vimos que no era suficiente para que todo el alumnado pasara por aquí. El año pasado solicitamos al Ayuntamiento más espacio y nos lo concedieron", cuenta Neira, que destaca que "el huerto ha quedado muy guapo". Pero puntualiza: "Es demasiado grande como para solo contar con la ayuda de una persona".

El colegio Lloréu de Gijón necesita voluntarios para cuidar su huerto (en imágenes) / Ángel González
Esa voluntaria es Marifé, una mujer de 74 años a la que le apasionan los huertos. "Es quien nos va diciendo qué tenemos que plantar dependiendo de las estaciones", explica Neira, cuyo reto es "mantener activo el huerto durante todo el año".
En ese sentido, la mayor problemática llega en los meses de verano. "Hay que venir a regar y a cuidarlo y teniendo solo a una persona es complicado", señala la directora del Lloréu, que espera que "algún antiguo alumno o alguien de los padres o abuelos de los actuales alumnos se presente como voluntario". "Estamos abiertos a cualquier posibilidad de horario que le venga bien. Creemos que es una actividad reconfortante porque rápidamente ves la alegría que causas en los niños", desarrolla.
Un producto muy rico y con abono natural
El Lloréu le saca gran partido a su "huertina" a nivel de actividades y convivencia entre los alumnos y sus familias. Cuando hay recolecta de alimentos, esos frutos los ofrece la AMPA del centro a la salida del colegio. "La gente aporta su donativo. Los pimientos están triunfando mucho", remarca Neira, que subraya que "el producto es muy rico, ya que el abono es totalmente natural".
Una de las docentes que también incide en los beneficios que aporta "La huertina del Lloréu" es Verónica Menéndez, maestra de 3.º de Primaria. "De esta forma se fomentan los hábitos saludables y el cuidado del medioambiente. Es algo muy enriquecedor y que sirve para que aprendan labores básicas", indica Menéndez, que asegura que "a los niños les encanta venir, regar las plantas y quitar la maleza".
En esa misma línea, alumnos como Rebeca Erhan destaca que "aquí aprendemos sobre las plantas y gracias a esto sabemos cómo hay que plantar". Además, esta escolar pone el foco en que acostumbran a depositar las cáscaras de "las frutas del recreo" en la compostadora ubicada en el huerto, donde urgen contar con algún otro voluntario más allá de Marifé.
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