Opinión
¡Salvemos Gijón!
La importancia de El Musel, y de sus accesos, en la economía gijonesa y asturiana
Recordamos el final de aquella fábula de Iriarte denominada "Los dos conejos" que decía : "Los que por cuestiones / de poco momento / dejan lo que importa / llévense este ejemplo".
La rememoramos porque hemos leído las últimas propuestas del señor consejero de Infraestructuras que se pueden resumir en una vaga astronomía de ocurrencias inconcretas, que obvian el reto fundamental que es el correcto funcionamiento de un puerto sistémico, tanto por su situación como por sus calados, en la red marítima europea. Por ello, tras olvidarse de lo determinante para Asturias, reduce la cuestión a satisfacer las demandas de unos vecinos que priorizan su comodidad a corto plazo sobre el futuro de todos, dado que las primeras son votos oportunistas entre los rentistas y el segundo crea trabajo que es porvenir y no clientelismo presente. En resumen, que para él lo oportunista (ganar) es preferible a lo importante.
Del análisis de su largo relato no se deduce nada concreto salvo decir que se humanizará la avenida del Príncipe de Asturias antes de que haya un acceso a El Musel, lo que, por otra parte, es legalmente imposible salvo que se cambie la Constitución Española. El añadir ahora, después de que los de Carreño se hayan opuesto, que tampoco se afectará a este concejo supone que o ignora que los camiones tienen entidad física o es que está asumiendo el cierre de El Musel como puerto comercial. Si no fuera así, no cabría explicación a un desconocimiento total de cuál es la estructura interna del puerto de El Musel y de como funcionan sus tráficos, lo que determina a que parte del puerto va cada uno, así como hacia donde y por donde salen en función de sus características. Al respecto llama también la atención que se considere que el acceso a las diversas zonas se hará por vía ferroviaria desde la Zalia. Ello implica llevar los camiones a ella, cargar la mercancía en trenes y desde allí recorrer los tres kilómetros. Es un sobrecoste importantísimo además de una demostración de que se ignora enteramente lo que es un ferrocarril, el cual funciona bien para transportar muchas toneladas a distancias largas y es inadecuado para transportar mercancías fragmentarias a distancias cortas.
Sorprende también que, en su latifundio de plomo, compuesto por palabras biensonantes para los incautos, aleatorias y deslavazadas, permutadas aleatoriamente, olvide que el desviar los camiones que actualmente entran por Jove a hacerlo por Aboño supone unos 18 kilómetros: es decir un euro por tonelada. Ello hará indefectible que esos contenedores se marchen hacia Galicia o Santander. Llama también la atención que si (según sus datos) por La Calzada pasan unos 1.500 camiones y, por otra parte, los tráficos medidos dicen que a El Musel, por Jove, entran 712, ello supone que, por tanto, 800 van a otros lados: lo que implica que o no se enteró de ello o que para pacificar el tráfico asume cerrar las industrias que lo necesitan.
Tenemos asimismo una impresión subjetiva, que es el desconocimiento que se trasluce acerca del contenido exacto de los proyectos existentes.
De su discurso se deduce que muestra una ignorancia similar en cuanto a la estructura territorial y al funcionamiento del hinterland próximo, así como de las zonas industriales y logísticas del centro de Asturias situadas entre los dos puertos de Gijón y Avilés, Zalia incluida. Sorprende al respecto que se pretenda que el tráfico portuario no circule por la AS-19. Se deduce también un gran desconocimiento acerca de lo que es la logística, que funciona en red y con unos nodos que son los centros logísticos.
En síntesis, que se ha creado una estrategia cuyo resultado será asfixiar al puerto, así como matar a toda la futura industria que se pueda crear ligada a él.
De sus tesis parece deducirse que para humanizar la avenida Príncipe de Asturias va a deshumanizar tanto a Gijón como a Asturias pues sin medios de vida los humanos se mueren.
Entendido lo anterior nos reiteramos en que la única solución posible para mantener la funcionalidad de puerto es desarrollar lo pactado por todos en el Protocolo de 2005, firmado poro todos ellos. En él (como es de todos conocido) se proyectaba, a modo de peine, un eje colector que iba desde la A-8 en Lloreda hasta El Empalme en Carreño, con un enlace intermedio en La Peñona, desde donde salían las púas del Vial, de Jove y del Acceso a la Zalia. Otra púa conectaba al Empalme con el puerto de El Musel por Aboño. Todo se completaba con la conexión de la mencionada Zalia con la Y en el Montico, para hacer trabajar a los dos puertos con una funcionalidad única.
Era una solución valida que tenía pactados los costes a asumir por cada parte y que está fundamentada en los tráficos y condicionantes reales y no en los mencionados demagógicamente. No olvidemos tampoco que Gijón es responsable, desde los años 90, de una política que transformó al suelo industrial en urbano, lo que implicó la depredación los suelos industriales del oeste en un alarde de falta del mínimo sentido de la Ordenación del Territorio.
Este asunto del vial es la manifestación de uno más profundo que afecta al puerto de El Musel (diríamos que a cualquier actividad innovadora en Asturias) y es la de oponerse a todo lo que genere la más mínima molestia: el transporte, la carga y descarga, las industrias portuarias… porque hacen ruido, contaminan. o molestan a la vista, lo que lleva a poner normas mucho más restrictivas que en resto de España. Por eso nuestros tráficos, nos referimos, por ejemplo, al carbón que pronto desaparecerá para moverse desde comunidades autónomas vecinas, así como a a una política que puede perjudicar hasta a Arcelor que, incluso con DRI, utilizará mineral de hierro. Todo ello en un momento de globalización del tráfico marítimo mundial y poseyendo un puerto situado en el centro del mar Cantábrico, que es la puerta de Europa y la charnela de la ruta del Ártico (que hasta Trump quiere dominar, frente a China y Rusia, invadiendo Groenlandia) en un Gijón cuya riqueza nació de su sinergia con él y dentro de una región que fundamenta en su situación el progreso futuro.
Esta mentalidad congeladora lleva a declarar a los gestores del puerto como enemigos de Gijón. Por ello se les tilda de depredadores de la ciudad sin saber qué sin un puerto competitivo no somos nada. Su comportamiento se fundamenta en dar apariencia de tener elevados principios ambientales, de salud o sociales, cuando todo no es más que la defensa despiadada del propio interés para así vivir de un puesto asociativo o político: Todos los beneficiados por El Musel callaremos porque ¿para que nos vamos a molestar por el futuro colectivos y enfrentarnos con nadie para ello?
Debemos de dejar de discutir sobre galgos o podencos: los asturianos tenemos que hacer de la construcción del vial de Jove la esquina donde de la vuelta el aire, para pasar de la inoperancia a la acción, tras no olvidarnos del Corredor Atlántico, del Arco Atlántico y del mar celta.
Debemos volver a ser, en lugar de la de un pensionista por trabajador, la ciudad que adoptó el paradigma de ser un emporio de industria, comercio e iniciativa.
Recordamos la historia de nuestra Villa, así como el papel de Don Pelayo y de Jovellanos en ella para, después, abordar la misión necesaria para que, desde su pasado, sin tirar el industrial, Gijón vuelva a ser parte de una Asturias libre e innovadora. Recuperemos unos objetivos, una estrategia y el rumbo. Desacogotemos a la industria y no la alejamos del mar que fue su cuna y que, si no lo impedimos, será su futuro.
El de un Gijón rico próspero capaz de vivir por si mismo y no de la limosna ajena.
Por ello decimos a coro.
¡Por encima de nuestros interese y nuestros egoísmos!
¡Salvemos Gijón!
¡El Gijón fundamento de la prosperidad futura de Asturias!
¡El Gijón de nuestros hijos!
¡Salvemos Gijón! n
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