Opinión

Maribel Lugilde

Batas blancas blindadas

La importancia de la Atención Primaria

Poder contar con el mismo profesional de Atención Primaria a lo largo de la vida reduce la mortalidad un 30%, especialmente en personas mayores. Un dato asombroso que iguala el éxito de las terapias más caras y sofisticadas de las farmacéuticas. Ha sido una investigación puramente estadística: las personas usuarias de los sistemas sanitarios con un profesional de cabecera estable previenen mejor sus posibles enfermedades, reciben medicación más ajustada, acuden menos a urgencias, tienen escasos ingresos hospitalarios y reducen el riesgo de contraer dolencias mortales. Este factor benéfico tan determinante se denomina "longitudinalidad" y figura en reputados estudios internacionales.

Carlos Ponte, presidente de la Plataforma por la Salud y Sanidad Pública en Asturias, lo mencionó esta semana en el diálogo que mantuvo con Cruz Cuevas, supervisora jubilada de enfermería en el HUCA, bajo el título de "Las costuras de las batas blancas", en la antigua Escuela de Comercio, en el marco de Musoc. Tomé nota. ¿Cómo es que nunca hemos oído hablar como pacientes de nuestra necesidad de "longitudinalidad"? A la vez, qué obvio: un profesional de cabecera de confianza cuánto bien hace.

El documental previo a la charla, "Madame Hofmann", de Sébastien Lifshitz, retrata una sanidad pública francesa desestabilizada por su exposición a las reglas del mercado. Han hecho de la salud un negocio lucrativo y de sus profesionales unos trabajadores "fichables" que van desertando hacia la privada, atraídos por sueldos con los que la pública nunca competirá. La jubilación de la protagonista, Lydia, enfermera jefa durante cuarenta años de un hospital galo, deja sin referente de enfermería su área sanitaria. Más orfandad sanitaria.

Hemos sabido estos días que se paraliza la reforma del Hospital de Cabueñes. La consejera de Salud, Concepción Saavedra, ha tratado de aportar transparencia y talante constructivo al jarro de agua fría. Se entiende mejor que la administración trate de evitar sobrecostes disparados que tratan de justificarse con vaivenes del mercado. Se entiende un poco peor que se hayan detectado necesidades nuevas de tal magnitud que exijan un replanteamiento integral del proyecto. Sea como fuere, no queda otra que digerir el mal trago y armarse de paciencia. La obra se hará.

En realidad, es la Atención Primaria la que sufre un proceso de desfinanciación: se lleva el 14% del presupuesto sanitario en Asturias, cuando lo aconsejable sería el 25%, según los expertos. Y sus profesionales acusan una pérdida paulatina de reconocimiento frente a quienes ejercen en hospitales. Es como si se estuviera gestando una silenciosa tormenta perfecta para cortar el cordón umbilical entre paciente y sistema sanitario público, un hilo de conexión encarnado en nuestro doctor o doctora de cabecera.

Quizás sea preciso recordar lo obvio: tan imperativo como modernizar hospitales es blindar esas batas blancas salvadoras.

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