Opinión

La lucha por la igualdad sigue siendo necesaria

Cada 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, las calles de España se llenan de voces que claman por la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. Aunque los avances conseguidos en las últimas décadas son innegables, la necesidad de seguir reivindicando este día sigue siendo vital para construir una sociedad más justa. En ciudades como Gijón, donde el movimiento feminista ha sido siempre una pieza clave en la lucha social, la conmemoración de esta jornada cobra un significado aún más profundo.

La historia de Gijón está marcada por la implicación activa de las mujeres en la defensa de los derechos sociales y laborales. Desde las luchas obreras de principios del siglo XX hasta la creación de asociaciones feministas en la Transición, la ciudad ha sido escenario de importantes hitos que han consolidado su papel como referente en la lucha por la igualdad. Colectivos como la Tertulia Feminista Les Comadres, creada en 1982, han sido protagonistas de movilizaciones que han trascendido a nivel nacional, poniendo sobre la mesa temas como la violencia machista, el derecho al aborto o la brecha salarial.

Pero pese a los logros alcanzados, el feminismo sigue siendo necesario. Los datos son claros: las mujeres siguen cobrando menos que los hombres, asumiendo la mayor carga de los cuidados no remunerados y enfrentándose a la violencia machista. Además, los discursos que cuestionan los avances feministas han ganado espacio en la esfera pública, lo que pone en riesgo derechos conquistados con años de lucha.

Por todo ello, Gijón debe seguir siendo un faro de igualdad, una ciudad que no solo recuerda su pasado reivindicativo, sino que mira hacia el futuro con determinación. La apuesta por políticas municipales con perspectiva de género, el apoyo a las asociaciones feministas y la educación en igualdad desde las aulas son pilares fundamentales para consolidar una sociedad más equitativa.

El 8M no es solo una fecha para la memoria, sino una jornada para reafirmar el compromiso con la igualdad. Gijón ha demostrado que otro mundo es posible, pero la lucha continúa. Es responsabilidad de toda la ciudadanía mantener viva la llama feminista, porque sin igualdad, no hay democracia.

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