Opinión

El injusto precio de la Zona de Bajas Emisiones

¿Cuál fue el criterio para elegir La Calzada?

Emtusa ha renunciado a solicitar ayudas al transporte, porque las nuevas bases del Ministerio exigen tener en vigor en este año, 2025, una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) que contemple sanciones y multas. Y nos preguntamos cómo una medida que, en teoría, buscaba reducir la contaminación y fomentar una movilidad más sostenible termina –como único resultado– encareciendo el transporte público: un auténtico sinsentido. Pero este sinsentido no comienza aquí, empezó en el día en que se decidió implantar una ZBE en La Calzada, sin antes haber resuelto un problema fundamental: el paso diario de miles camiones por Cuatro Caminos, muchos de ellos con mercancías peligrosas.

La Ley 7/2021, de 20 de mayo, de Cambio Climático y Transición Energética, obliga a los municipios de más de 50.000 habitantes a establecer Zonas de Bajas Emisiones. Estas suelen ubicarse en el centro de las ciudades o en áreas con alta densidad de tráfico. ¿Qué sentido tiene instalar una ZBE en La Calzada mientras los camiones siguen pasando? Nadie niega la importancia de la polución generada por el tráfico rodado en nuestro barrio, pero todos sabemos que la mayor parte de la contaminación de La Calzada es de origen industrial y más aún si dejamos los camiones fuera de la ecuación.

En resumen, implantar una ZBE sin restringir el paso de vehículos pesados difícilmente tendrá un impacto significativo en la mejora de la calidad del aire en la zona. No hace falta ser un experto para llegar a esta conclusión.

Así que, teniendo en cuenta la escasa utilidad que tendría una ZBE en La Calzada, mientras continúen circulando camiones y persista la contaminación industrial, cabe preguntarse por qué se planteó su implantación precisamente en este barrio y no en otra zona de Gijón. ¿Cuál fue el criterio seguido para elegir La Calzada? ¿Por qué no se priorizaron áreas donde la contaminación proviniera mayoritariamente del tráfico rodado y, por tanto, una ZBE tenga un impacto real en la calidad del aire?

Nos surgen muchas preguntas. ¿Se trató de un gesto de buena voluntad política para intentar paliar, al menos en parte, la contaminación que sufre un barrio históricamente castigado? ¿O tal vez se evitó aplicar la medida en zonas más céntricas por temor a una mayor contestación social o polémica? ¿O simplemente fue una visión naíf y un desconocimiento de las consecuencias que podría acarrear?

Por desgracia ya nada de eso importa, la ZBE se va a implantar en La Calzada, la ordenanza estará lista antes de que acabe el año, nos aseguran desde el Ayuntamiento.

Igual que pedimos al Ministerio mayor flexibilidad, puesto que condicionar de una manera general las ayudas del transporte a la implantación de sanciones en las ZBE sin valorar las particularidades de cada caso se antoja injusto, también recordamos al actual gobierno local, que la gestión de la ZBE y su problemática eran algo conocido desde antes que asumiera las responsabilidades de gobierno. El paso de camiones tampoco puede ser una excusa sine die para la inacción o la pasividad política. Y mucho menos debe sevir para formentar el negacionismo respecto a la necesidad de limitar el acceso de vehículos contaminantes a determinadas áreas urbanas, especialmente en zonas con alta densidad de población o tráfico.

Sin olvidar que, aunque la principal responsabilidad del tráfico de camiones recae en el Ministerio, el ayuntamiento también dispone de mecanismos para intervenir y presionar.

Ante está compleja situación, en la que los vecinos nos vemos atrapados, se requiere gestión e inciativa, negociación y búsqueda de alternativas. No puede ser que, "como la ventana está rota, dejemos caer el resto de la casa". De igual forma es necesario mejorar la información, porque si no, además de generar incertidumbre e inseguridad a los vecinos, se puede dañar al comercio local. Mucha gente se acerca desde zonas limítrofes a comprar a nuestro barrio, y si no se despejan dudas, podrían empezar a irse a otro lugar. Es fundamental realizar una labor didáctica como hemos reclamado más de una vez. Sin embargo, eso no se está haciendo: todo está siendo improvisado y mal gestionado. Señales que aparecen un día y luego desaparecen otro sin explicación. Todo esto genera confusión.

Pase lo que pase con el farragoso asunto de la ZBE, una cosa parece clara: a los vecinos de La Calzada nos tocará pagar injustamente. Bien de una forma o de otra. Si finalmente se implanta la ZBE con sanciones y multas, y en el caso contrario con el encarecimiento del billete del bus.

De esta manera, los vecinos que sufrimos en primera persona los efectos de la contaminación (en su mayoría proveniente de la industria y del tráfico pesado) encima acabaremos siendo penalizados económicamente por ello.

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