Opinión
El PSOE contra Gijón
La historia de un desatino sin precedentes
La polémica por la titularidad de la franja costera de los terrenos de los antiguos astilleros de Naval Gijón es la historia de un desatino político sin precedentes en la historia democrática de nuestra ciudad. El desatino de un partido, el PSOE, que está anteponiendo sus intereses electoralistas más espurios al desarrollo y mejora de Gijón, ante el asombro de una ciudadanía entre la que, como es lógico, no encuentra el más mínimo apoyo.
La serie de artículos sobre este asunto suscritos por los portavoces municipales que está publicando LA NUEVA ESPAÑA deja ver de forma clarísima la absoluta soledad de los socialistas: no es sólo el equipo de gobierno, sino todo el resto de la oposición, además de las entidades sociales y empresariales, quienes les reclaman que cumplan un acuerdo que ya estaba cerrado y firmado, celebrado por los representantes de todas las instituciones implicadas, las del PSOE incluidas, y que abre la puerta al desarrollo de lo que es y debe ser un gran proyecto de ciudad, de mandato y de futuro: el de un gran parque empresarial vinculado a la economía azul, basado en la innovación tecnológica y la sostenibilidad, asentado en unos terrenos que además se recuperan para el disfrute ciudadano tras ser cerrados en el siglo XIX para reservarse a la actividad industrial.
¿Por qué se empeñan los socialistas en oponerse a todo el mundo y torpedear esta gran iniciativa de ciudad? Esa es la gran pregunta que no se atreven a responder. Las explicaciones que dan, acogiéndose a flecos jurídicos, nos revelan el "cómo" de su estrategia, pero no el porqué. Pero es evidente a los ojos de cualquier observador: como no les gusta el color político del gobierno municipal, quieren impedir a toda costa que sean otros los que corten cintas inaugurales o se lleven el protagonismo, no sea que el centroderecha revalide su mayoría en las elecciones de 2027. Y para eso no les está importando enfrentarse no sólo a sus rivales políticos, sino a toda la ciudad.
No podemos decir que a estas alturas sea sorpresivo que el PSOE anteponga su presencia en el poder a cualquier otra consideración política o ética. Su jefe nacional podría escribir un libro sobre ello (o más bien firmar el que le escribieran otros). Pero creo que en este caso se equivocan, incluso desde el punto de vista de tan mezquino interés, porque ante la zafiedad del ataque en el que usan a Nieves Roqueñí como ariete lo más probable es que los gijoneses se lo hagan pagar en esas elecciones que tienen como única meta. Por eso les pido que rectifiquen y vuelvan a la cordura de respetar los acuerdos firmados. Están a tiempo y Gijón se lo agradecerá.
Esa es la única solución posible a este entuerto: la vuelta al escenario de febrero. Quienes, sea de buena fe o sea para disfrazar de buenismo la estrategia socialista, piden ahora diálogo y negociación están obviando un aspecto clave: ya ha habido diálogo, negociación y acuerdo. Y una de las partes quiere romper unilateralmente ese acuerdo. Volver ahora a dialogar y negociar equivale a decir que llegar a acuerdos no vale para nada porque una parte se puede echar atrás en cualquier momento. Y eso no puede aceptarse de ninguna de las maneras, ni jurídica ni política ni éticamente.
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