Haz el bien y no mires a quien

Hace relativamente poco que conozco (al menos televisivamente hablando) a Diego González Rivas, el cirujano torácico que se dedica a ir por el mundo haciendo operaciones mínimamente invasivas y con las que, además, consigue grandes éxitos asegurándole una calidad de vida estupenda a sus pacientes.

Al verle parece uno más de mi quinta, de la del 74, con ese aire de quienes tenemos ya 51, pero seguimos sintiendo que tenemos muchos menos; de habla relajada y tranquila, escucharle se hace ameno y engancha. En definitiva, alguien con carisma como suele decirse. Me fascinó la persona y el personaje e investigué un poco más sobre su historia que, pese a ser igual de sencilla que él, resulta, cuanto menos inspiradora. Un chaval gallego que quería ser médico y curar a la gente y que se propuso hacerlo a gran escala, sin mirar a quien se lo hacía, si alguien necesitaba una cura casi milagrosa, ahí estaba.

Ha recorrido el mundo, yendo, sobre todo, a lugares en donde la cobertura médica es casi inexistente y un tumor de pulmón es una sentencia de muerte sin remedio, pero más allá de lo heroico de esas acciones, creo que lo que me gusta de él es su modo de ver el mundo: "estad hambrientos y locos" dice, parafraseando a Steve Jobs, en una charla que le da a un grupo de jóvenes y lo afirma con rotundidad reconociéndose a él mismo en esa frase. Le brillan los ojos, así que se deduce rápido que cree que se puede hacer de este mundo un sitio un poco mejor para mucha gente que no puede, ni siquiera, planteárselo.

Y es que si al afán de superación, a la insistencia y a la constancia le sumamos creer en cosas que parecen imposibles, el resultado es que alguien, como el Doctor González Rivas, lo consigue y muestra que las cosas salen si se intentan. La palabra equipo siempre aparece en su discurso; mucho equipo y mucha generosidad porque no se trata de que él vaya operando (que también) sino que va enseñando a profesionales de la medicina para que puedan replicar su modo de hacerlo.

Y así, de nuevo, se cumple la máxima de que las personas grandes no solo hacen cosas grandes, sino que hacen grandes los lugares por donde pasan. A ver si hay suerte y le vemos un día con un Princesa de Asturias. Ahí lo dejo.

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