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Un médico es algo más

Agradecimiento a tantos doctores que se entregan a sus pacientes

A casi todo el mundo le gustan los médicos, a mí me fascinan y me fascinaron desde que era muy pequeña. Me parecían seres todopoderosos que te miraban y decían lo que tenías sin que tú tuvieras necesidad de decir nada. El doctor López me miraba y decía: "Esta garganta nos está dando mucho la lata últimamente", como si a él también se la diera. Y añadía: "Tranquila, que mañana estarás como una rosa y al cole a jugar" -él no sabía que jugábamos poco y aunque yo me empeñaba en poner cara de enfermísima, era incapaz de engañarle-.

Con el tiempo quise ser médico, después enfermera. Me gustaba cuidar a la gente y ayudarla, pero enseguida comprendí que aquello no era para mí. Las heridas me mareaban, la sangre me ponía enferma y en aquella época, que no había los medios de diagnóstico que hay ahora, lo más importante era el ojo clínico y ese lo tienes o no lo tienes.

En mi familia ha habido y hay muy buenos médicos: los dos Plácidos Álvarez- Buylla eran fuera de serie. A mi tío Plácido le colocaron su efigie detrás del Campoamor, es un poco pequeñita pero el lugar es importante. Y sigue habiendo muchos más de todas las especialidades.

No tuve oportunidad de conocer ningún estudiante de medicina en mis años jóvenes porque al no haber facultad en Asturias, no conocí ninguno, seguro que me hubiera enamorado, pero por la Puerta de la Villa no me pasó ningún estudiante de medicina, lo mío fueron abogados, profesores, ingenieros y peritos que me parecían menos glamurosos.

He tenido suerte porque me han cuidado médicos estupendos. Mi médico de cabecera son realmente dos, porque se trata de un matrimonio: el doctor Roberto Vega y su mujer, Loli. Además de unos médicos estupendos, con una paciencia jacobea, se trata de verdaderos amigos que nunca te dan un no por respuesta. Mi médico de referencia, la doctora Charo Cortina, cardióloga, es lo mejor que ha pasado por Asturias en muchos años. Tenemos la suerte de disponer de una especialista de nivel internacional y siempre al día pero que ha escogido no marchar de nuestra tierra y que se preocupa por sus pacientes y no por ganar dinero a lo bestia. Hace más de treinta años que me atiende y estoy segura que he llegado hasta aquí gracias a ella. Ella y su ayudante son dos joyas. Me coordina todas mis medicinas y no me pide imposibles, sabe lo que puedo dar y me dice que haga algún esfuerzo, pero no me prohíbe totalmente la tarta de chocolate. Médicos así honran a la medicina.

No voy a mencionar más médicos porque convertiría el artículo en una lista de doctores, pero me dejo en el tintero muchos que me han tratado y me tratan espléndidamente.

Parece mentira que haya tantos seres humanos dispuestos a sacrificar su vida, su tiempo libre y hasta a su familia para dedicarse a los demás. Muchos, incluso, van en sus vacaciones a ayudar a personas del Tercer Mundo en donde hacen una labor esencial, salvan vidas y lo hacen muchas veces inmersos en zonas peligrosas, en guerra, sin medios para subsistir, ni medicinas, ni quirófanos.

Ha habido y hay muchas series de televisión cuyos protagonistas son médicos: "Dr. Kildare", "Urgencias", "Anatomía de Grey"... de las que se han hecho cientos de capítulos con éxitos aplastantes. Dan mucho juego, porque la vida en un hospital es frenética, angustiosa muchas veces, por el contacto diario con la muerte, el dolor, el sufrimiento, no sólo de los pacientes sino de toda la familia. Por eso los sentimientos salen más a la luz, el amor o quizás el deseo que te ayuda a olvidar lo que vives. Hay muchos deseos sexuales pasajeros que ayudan a aliviar algún momento especialmente doloroso. Por eso hay muchas separaciones, cambios de pareja. Todo se vive con más fuerza, se da menos importancia a situaciones que se viven dentro, las cuales se celebran de otra manera en el exterior. Ese momento en el cual después de horas de trabajo en común en el quirófano se salva una vida humana, te lleva a una explosión de sentimientos por la que te dejas llevar sin pensar. Ese momento de dolor en el cual se pierde un vida humana por la que llevabas luchando con uñas y dientes te va a unir más a tus compañeros.

Total, que sigo fascinada por los médicos y el personal sanitario. Creo que debíamos darles un buen homenaje de vez en cuando y agradecerles su labor todos los días. Por lo menos yo os lo digo. Os quiero. Gracias.

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