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Tu vida, poesía heroica

La diferencia del día a día está en hacer las cosas con amor

Quiero empezar con unas palabras de una mujer tan sabia como santa, como es sin duda es nuestra querida Teresa de Calcuta: "No podemos hacer grandes cosas, pero sí pequeñas cosas con un gran amor". Esta tendría que ser la filosofía vital de todo ser humano pero no suele ser así. Nos asustaríamos si contáramos en un breve espacio de tiempo las veces que levantamos la voz, que suspiramos para hacer público nuestro cansancio, que contestamos de manera autoritaria, rotunda, casi rozando lo desagradable, que nos levantamos malhumorados por el simple hecho de ser lunes, un lunes que supone un día más que se nos regala pero que no vemos con ojos agradecidos.

Vamos por la vida con prisas, tocando el claxon al despistado, desplegando corazas por si nos increpan, poniendo gesto agrio a la cajera del súper si se demora cobrando al que va delante. Vamos por la vida sin darnos cuenta de que la agotamos mientras la planificamos. Vamos por la vida sin vivirla, lo que significa tener un corazón noble, que haga mágico lo ordinario, especial lo más sencillo, grande lo pequeño, bello lo difícil... Estoy convencida de que la teoría la sabemos todos y que lo complicado está en llevar a la práctica actitudes positivas que engrandezcan la mente y el alma. Tampoco se trata de cambiar de un día para otro nuestra forma de ser, se trata de poner ilusión y ganas en todo lo que hacemos. Desde una simple ensalada a ser un buen profesional en nuestro lugar de trabajo. Para ello es necesario un continuo ensayo. Hay que practicar la sonrisa, la ternura, la compasión, el respeto, la empatía...

Seguramente que a la Madre Teresa no le valía la expresión: "Soy buena persona porque no hago daño a nadie". Si piensas esto, siento decirte que estás muy equivocado. Eres buena persona si te compadeces del sufrimiento ajeno, perdonas y olvidas, haces tu trabajo con entrega y profesionalidad, no caes en la crítica si no es constructiva, sellas tus labios cuando lo que vas a decir no es más bello que el silencio. Eres buena persona cuando escuchas sin mirar el reloj, si al llegar a casa no te falta la sonrisa, ofreces tus preocupaciones por la gente que sufre más, pero sobre todo, eres buena persona cuando haces las pequeñas cosas con un gran amor. Que tu vida no esté escrita en monótona prosa, haz que sus renglones se conviertan con tu actitud, en poesía heroica.

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