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Por libre

Rapsodia de la casa

Una versión de Asturias con títulos de canciones de "Queen"

"¿Es ésta la vida real?, ¿es sólo fantasía?". Con esta duda trascendental comienza la que para muchos (entre los que me incluyo), es la mejor canción de la historia del rock: el "Bohemian Rhapsody" de Queen, con su inigualable Freddie Mercury al frente, autor intelectual de esta maravillosa obra de arte con la que la banda británica tiene asegurada la inmortalidad.

Tras el rotundo éxito cosechado en taquilla por la película biográfica del grupo, y que lleva por nombre dicha canción, avalado además por los Globos de Oro y Oscars obtenidos (mención especial para los logrados por el actor Rami Malek, en el papel estelar de Mercury), Queen ha vuelto a la primera plana de los medios de todo el mundo. Si es que se había ido en algún momento.

¿Es esta la Asturias real? ¿O es sólo fantasía? se podrían preguntar también muchos habitantes de esta nuestra bendita región, Paraíso Natural, a la vista del tiempo más que primaveral, veraniego, que llevamos disfrutando en las últimas dos semanas. Algo casi insólito y que no recuerdo ni remontándome a los tiempos donde la radio ponía melodía a las tardes en compañía de mi madre, quien cosía canturreando, mientras escuchaba complacida mis primeras palabras tras los "gugu-gaga".

Por desgracia, esta ausencia de lluvia está provocando un exceso de acumulación de partículas nocivas en el aire que respiramos. Y no nos queda así más que tragarnos nosotros ese polvillo anaranjado, aunque bien quisiéramos que fuesen otros quienes mordiesen el polvo, con sanciones acordes a sus malas prácticas.

Y que nadie pretenda a los asturianos detenernos ahora. Aunque nos quiten un diputado en las Cortes. Como en otras comunidades autónomas, nosotros también lo queramos todo. Y lo queremos ahora. ¿Por qué vamos a ser distintos? Exigimos por ejemplo un aeropuerto desde el que podamos llegar a mil destinos, para encontrarnos con esos amigos que siempre serán amigos. O un AVE que como por arte de magia, nos permitiese volar a través de las montañas.

Parece sin embargo que aquellos que pudieran ofrecer soluciones, siguen empecinados con que el "show" continúe. ¿De verdad debe hacerlo? ¿No existe algún político al que si no ya amar, si al menos poder votar? Tal vez sea como pedir un milagro.

Pero mientras mantenemos la esperanza de que alguien responda a nuestro grito de auxilio y nos salve, no nos queda sino jugar al juego que nos ha tocado. Que si se trata además de juegos deportivos, en este Gijón de los siete mares somos campeones. Ahí tienen ustedes a nuestras particulares reinas del hockey y del balonmano, sacándole los colores a más de uno, con la flagrante desigualdad de género existente en el deporte asturiano de equipo. En resultados es del todo insultante. Nuestras "guajas" no saben lo que es achicarse bajo presión.

En fin, que con todo o con nada, si me preguntan quién podría querer vivir para siempre, yo les respondería que si es en esta Asturias, amor de mi vida, no me importaría. Porque bien lo sabe Dios: ante todo quiero ser libre. ¿Dónde lo podría ser mejor que aquí?

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