La ubicación de la estación del metrotrén en el centro de Gijón ha cambiado tantas veces en los estudios del Ministerio de Transportes, antes de Fomento, que es difícil hacer un recuento. Comenzó siendo imprescindible en los tiempos de Álvarez-Cascos, desapareció cuando Ana Pastor situó la intermodal junto al Museo del Ferrocarril, resucitó en medio de la plaza de Europa en los planes de Íñigo de la Serna, se movió hace apenas dos meses hacia el paseo de Begoña, con Ábalos en el Gobierno, y ahora nos cuentan que quizá se construya entre la Casa Rosada y el Nicanor Piñole. Detrás de tantos movimientos, como los de un cangrejo que juega con la marea, está la escasa voluntad política de acometer el proyecto que cruzará la ciudad bajo tierra y que no tiene razón de ser mientras no se desatasque el plan de vías. Para eso sería importante saber si el Banco Europeo de Inversiones va a conceder el préstamo solicitado, imprescindible para que el Principado y el Ayuntamiento hagan frente a su parte. Seguimos a la espera.
