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A tiempo de rectificar

Un último intento para frenar la ordenanza de movilidad

Cuando a finales de 2019, el señor Aurelio Martín presentó su ordenanza de movilidad con la prohibición de estacionar y circular en Gijón a 65.000 vehículos que no tienen pegatina medioambiental, lo primero que pensamos es que era un brindis al sol para ganarse a los más radicales de sus votantes, y que luego el PSOE filtraría y rebajaría las medidas durante la tramitación de la ordenanza. Aun así, y para que esto no se tramitase en silencio y a espaldas de la ciudadanía, desde Foro presentamos una proposición para el Pleno de marzo, que no se celebró, pidiendo realizar una prueba piloto de estas medidas restrictivas, con el fin de alertar a quienes no siguen el día a día de la vida municipal y se suelen enterar cuando ya es demasiado tarde.

Pero llegó el virus y no fue necesario realizar ninguna prueba piloto, ya que se reveló el verdadero rostro del señor Martín y la verdadera señora Ana González, que en soledad se retroalimentan y cuya carencia de sentido común y cordura se hizo pública durante el verano: cambio de señales, cierres de calles, ciclocarriles innecesarios, contratación de la avenida de El Molinón, saltándose la ley de contratos y sacrificando a los pies de la justicia a uno de sus concejales, o las obras en el Muro en pleno mes de agosto, entre otras medidas, fueron la mejor prueba piloto de cómo es este gobierno.

De nada han valido las protestas en las calles, las mofas en las redes sociales o las críticas desde todos los ámbitos de la sociedad civil gijonesa, incluso de los afines. Ellos jamás dirán "cierto, me equivoqué" o "tenéis razón, vamos a cambiar", como ha sucedido en Oviedo, sin ir más lejos, donde se ha rectificado una chapuza similar. Estas medidas y otras seguirán ahí "sí o sí" o "pese a quien le pese" en la huida hacia adelante que esta pareja ha emprendido.

Ahora, el señor Aurelio Martín se ha empeñado en prohibir que decenas de miles de gijoneses puedan aparcar en Gijón en 2022. Lo hará sin importarle que sus propietarios necesitan el coche para ir a trabajar o para sus quehaceres, sin importarle el daño al sector del comercio o sin entender que generalmente la gente tiene un coche antiguo no por placer, sino porque no tiene recursos para otro, generando situaciones esperpénticas como que habrá gijoneses que no puedan aparcar en la calle mientras que turistas y visitantes si lo podrán hacer por tener un coche más caro. Siguen sin entender que la ciudad no está para experimentos.

A la ordenanza le queda poco para ser una realidad, con lo que hacemos un llamamiento para que este asunto salga de las comisiones y plenos del Ayuntamiento y sea tema de conversación en la calle, para ver si el "run run" le llega a la Alcaldesa y, por una vez, decida escuchar a los vecinos y reflexionar, en lugar de echar más leña al fuego como viene siendo habitual, ya que a la oposición no nos escucha. Si esperamos al día 1 de enero 2022, por creer que es de imposible aplicación, ya será demasiado tarde, si atendemos a los antecedentes de comportamiento de la pareja gobernante.

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