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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Un Cabezudo en la nube

Diego Cabezudo Fernández de la Vega, el teleco gijonés de éxito que vuelve a ser noticia por la compra de la firma portuguesa Onis al módico precio de 40 millones de euros, vive en una nube. O en “la nube” por antonomasia en esta época digital, ese estratocúmulo inagotable donde se almacena todo lo que hay que saber de cada uno de nosotros cuando amenaza con rebosar la memoria de nuestro ordenador. Diego no presta servicio de “cloud computing” a personas, sino a empresas, algunas de las más punteras del planeta, desde el timón de Gigas, la compañía que fundó siendo apenas un guaje y de la que ahora es consejero delegado, a sus 47 años. Una multinacional que se ha convertido en proveedor de referencia en España y América Latina.

Dicen que si el control de los datos es el petróleo del siglo XXI, China es hoy Arabia Saudí, pero no hace falta irse a Oriente para encontrar el sitio en el claro de una selva que genera miles de millones de dólares y euros. En ese ecosistema en el que conviven tecnológicas del tamaño de grandes saurios dispuestas a devorarse, Diego Cabezudo se mueve con la rapidez de un velociraptor, el depredador más pequeño pero más inteligente. Los diplodocus de las telecomunicaciones también habitan la nube, en la capa de cirros donde se originan los huracanes que en ocasiones hacen temblar a la economía mundial.

Que Cabezudo hijo –de padre del mismo nombre, el arquitecto gijonés también de singular talento– haya adoptado una nube como hábitat permanente no quiere decir que dormite en el limbo o se ande por las ramas. El éxito empresarial de altura se basa en que el CEO de Gigas sabe mantener los pies en el suelo por mucho que emprenda iniciativas de altos vuelos.

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