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Filippo Priore

Por libre

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Onomatopeyas para la incompetencia

En estos tiempos donde los debates políticos tienen lugar muchas veces a golpe de tuit, no pasó desapercibido el que publicó la portavoz del PSOE en el Congreso, la asturiana Adriana Lastra, al conocerse la victoria de Joe Biden en las elecciones a la Presidencia de EE UU.

La de Ribadesella no tuvo mejor ocurrencia que descolgarse con un “tra-trá”, acompañado de dos bailarines y fandangueros emoticonos. Una onomatopeya para expresar su desmedida satisfacción por la victoria del candidato demócrata; o quizás sería más acertado decir que por la derrota del ahora ya expresidente Trump, quien representaría para la progresía de este país llamado España, el mismísimo demonio encarnado en persona.

Verán ustedes: con la cayendo por estos lares (los de la señora Lastra), el que ganase Biden o Trump, particularmente me importaba tanto como que el que la NASA anunciase su próximo vuelo espacial a los anillos de Mercurio, que como bien saben, carece de ellos.

Es por ello que su tuit resulta inoportuno como poco. Un insulto a la memoria de los cientos de personas que siguen muriendo a causa de la pandemia; demasiados en esta nuestra bendita pero desangrada tierra asturiana. ¿Acaso cree la portavoz socialista que el nuevo presidente demócrata de los EE UU, vendrá a sacarnos las castañas del fuego con el maldito coronavirus?

Una persona que ocupa un cargo con semejante responsabilidad política, no puede permitirse en ningún caso, ni siquiera a modo particular, un comentario que representa una clara falta de respeto hacia los millones de norteamericanos que se hubieran inclinado por el candidato republicano. Después de que Zapatero se quedase en su día sentado mientras la bandera de barras y estrellas paseaba por delante de sus narices, parece que al menos en el caso de Lastra, algunos siguen sin conocer lo que significa la elegancia y el respeto frente al adversario político. Incluso con quien pudiera no merecerlos.

Y aunque fuera tal vez su objetivo real, que sepa la señora Lastra que una onomatopeya nunca podrá tapar las propias vergüenzas de una gestión nefasta por parte de su partido y aliados –Bildu ya incluido sin tapujos–, en esta segunda ola del covid, y que, en su tierra asturiana, ha alcanzado dimensiones de tsunami. Ahí tienen ustedes el último episodio con la reducción en el IVA de las mascarillas, en el que hay que tener la carilla como el hormigón armado para todavía pretender sacar pecho con el asunto.

“Cataplof”. Eso es lo que debería haber escrito la señora Lastra. Hubiera sido sin duda muchísimo más acertado, onomatopéyicamente hablando. Porque es lo que les aguarda a los incompetentes que nos han conducido como kamikazes al lugar donde estamos, con el principal hospital de nuestra perimetrada villa marinera, buscando espacios que poder ocupar hasta debajo de las piedras de El Rinconín.

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