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Si andas como un pato

El sentimiento de ofensa por los calificativos políticos

Si sigues defendiendo el régimen del 36, si sigues hablando de dos bandos, ignorando que unos fueron agresores y otros agredidos, que unos defendieron la libertad y la democracia y otros acabaron con ellas, si no te importa que tus seguidores se envuelvan en la bandera del aguilucho o se adornen con cruces gamadas, si pretendes mantener subvenciones a la Fundación Franco, a la iglesia o a la tauromaquia, y se las quieres quitar a las ONG de colaboración, si defiendes que el gasto en temas sociales debe de ser sustituido por la caridad al libre albedrío de cada uno, si crees que los inmigrantes solo son mano de obra semiesclava, si consideras que los mercados lo solucionan todo, que las empresas son las que crean riqueza sin tener en cuenta a sus trabajadores, si no tienes empacho en calificar al gobierno, elegido con todas las garantías que esta democracia nos permite, de ilegítimo, de comunista bolivariano, en fin, si eres como eres, ¿por qué te avergüenzas de que te califiquen de fascista y ultraliberal?

No conozco a ningún comunista o socialista que se avergüencen de serlo. Aunque la derecha intente utilizar comunista como insulto, no lo es, en absoluto. Tengo algún amigo que suele llamarme comunista, no lo soy, ni lo he sido, pero lejos de avergonzarme, me enorgullece que quienes piensan como ellos me consideren comunista, algo estaré haciendo bien para que sea así, y de avergonzarme, sería por recibir un honor que no me he ganado, que no me corresponde.

Cuando el representante de VOX montó el numerito en el Parlamento Regional demostró varias cosas, la primera ya es sabida, que no entiende como funciona esto de la democracia, que tiene que hablar cuando le corresponda, que existen turnos de preguntas y que si el presidente le llama la atención tiene mecanismos para protestar sin acudir a la bronca, al enfrentamiento, al numantinismo.

La segunda, que el fascismo es malo, vergonzoso en estos tiempos, esto también es sabido, pero bienvenido sea este reconocimiento implícito en las protestas del diputado y en sus declaraciones posteriores diciendo que Podemos le había insultado al llamarle fascista. De los calificativos que el diputado vertió contra Podemos, para quejarse de sus insultos, si acaso, ya hablamos otro día.

Lo tiene fácil el diputado ofendido, condene públicamente el fascismo y ya de paso el golpe de estado del 36, el franquismo y su parafernalia. Después sí, si le llaman fascista tendrá derecho a ofenderse.

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