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Gracia Suárez Botas

El traje nuevo del emperador

Sobre el poder cada vez más totalitario de los políticos

Era un cuento que conocíamos bien los niños de mi generación, en los años finales del franquismo y en el arranque de la transición. Un relato moralizante como todos los escritos por Hans Christian Andersen en la primera mitad del siglo XIX, y que reconozco que lo encontraba gracioso, pero sin relacionar sus enseñanzas con la situación social de aquel momento. Una lección moral la de un cuento que nos habla de cómo el engaño más dañino es el de aquellos que quieren que creamos porque sí, lo que les interesa, lo que por los ojos no vemos. Y que nos cuenta cómo unos pícaros tejedores prometen a un vanidoso emperador un nuevo vestuario con una tela que tenía la especial capacidad de ser invisible para cualquier estúpido o incapaz para su cargo; y que cuando llega el día del desfile donde el emperador se mostrará ante sus súbditos en su ropa nueva, toda la gente del pueblo alaba enfáticamente el traje, temerosa de que sus vecinos se den cuenta de que no podían verlo, hasta que un niño dice: “¡Pero si va desnudo!”.

Incomprensible era entonces para mí encontrar algún paralelismo de este mensaje moralizante con la España del momento de la transición; donde se estaba viviendo un contexto social y político ejemplar, con unos dirigentes (de todos los colores y condiciones) con un gran sentido de estado. Sin embargo, el trasfondo del relato de Christian Andersen, por desgracia está especialmente vigente en la España actual, y lo vemos y sufrimos día a día, con acuerdos con partidos como Bildu o medidas como la supresión del español como lengua vehicular, y otras incoherencias de la ley Celaá. Estando ahora en manos de unas interesadas minorías sin principios, eso sí provistas de una gran superioridad moral que, como los pícaros sastres del cuento danés, quieren hacer ver su verdad a una sociedad vulnerable y fácilmente influenciable, incapaz de escaparse de la corrección política que se impone desde un poder cada vez más totalitario.

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