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Ángela Pumariega Menéndez

Vulnerabilidad e incertidumbre

La pandemia genera un mayor riesgo de sufrir violencia de género por las restricciones de movilidad

Como cada 25 de noviembre, el pasado miércoles se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer para denunciar esta lacra que se ejerce sobre las mujeres y reclamar políticas en todos los países para su erradicación.

Este año 2020, marcado por las consecuencias socioeconómicas derivadas de la pandemia mundial del covid-19, ha añadido al hogar miedo, estrés y ansiedad; lo que aumenta la probabilidad de que aparezcan conductas de maltrato de las que mujeres y jóvenes son víctimas.

La actual crisis sanitaria ha alterado la rutina de la gran mayoría de la población mundial. Las medidas de restricción de movilidad han intensificado el riesgo de violencia de género. Muchas mujeres se han encontrado en una especial situación de vulnerabilidad e incertidumbre. A nivel psicosocial la cuarentena tuvo efectos nocivos sobre la estabilidad mental de las personas, siendo un caldo de cultivo perfecto para el conflicto y para que los maltratadores pudieran ejercer el abuso y la violencia con mayor facilidad sobre su entorno.

Pero la pandemia también trajo un aumento del uso de aplicaciones y servicios online y con ello, un aumento de la llamada violencia de género digital. Los adolescentes y jóvenes, que hacen un uso masivo de las redes sociales, tienen una baja percepción de que por estos canales también se comete maltrato.

La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual y la pandemia ha venido a magnificar las desigualdades que ya existen. La crisis del covid-19 ha impactado de manera directa y clara en los objetivos de Igualdad de Género que contempla la Agenda 2030 y, como ya ha advertido el propio secretario general de la ONU, António Guterres, supondrá un grave retroceso para “los limitados avances logrados” en la igualdad de derechos, oportunidades y responsabilidades entre hombres y mujeres.

Por eso, ahora más que nunca, debemos prestar atención a esta cuestión y ampliar las medidas para atajar la violencia contra las mujeres. Es, en estos momentos, cuando más debemos reforzar nuestra mirada sensible al género y esforzarnos por reparar, a todos los niveles, el daño real causado en las vidas de tantas mujeres y niñas.

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