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Jaime Torner

La globalización como fenómeno sociológico

Las formas de control en medio de la actual crisis general

En un mundo perfecto, la globalización se justificaría proporcionando idéntica calidad de vida a cualquier ser humano, independientemente de su raza, nacionalidad o religión. Sin embargo, en el mundo real, dicho fenómeno resulta una utopía capaz de convertirse en un grave problema sociológico, favorecido por la revolución tecnológica y la actual conectividad entre naciones. Me explico:

En primer lugar, el término globalización no es sinónimo de solidaridad internacional: Mientras el primero pretende “homogeneizar” la población universal mediante flujos migratorios masivos (según el principio de “vasos comunicantes”), el segundo fomenta el desarrollo de países desfavorecidos mediante la actuación sobre el terreno de O.N.G. (sin ánimo de lucro) y diversos organismos internacionales.

En segundo lugar, procede valorar los recursos naturales nacionales y el factor humano de sus gobernantes. Así, parece inevitable el flujo migratorio de países en guerra o sin recursos propios; pero me resulta inaceptable la inmigración económica ilegal masiva provocada por mafias o regímenes corruptos en sus países de origen.

En tercer lugar, el fenómeno globalizador –que activa el flujo migratorio ilegal masivo de países pobres a ricos– ignora la colisión de derechos entre quienes aspiran prosperar inmigrando y quienes defienden su nivel de vida en el país de destino, obtenido con el esfuerzo de décadas. Considero que es un falso concepto de progreso propio de países social-comunistas (término muy actual) porque, irónicamente, implica lo contrario.

En cuarto lugar, los magnates que financian la globalización aspiran a cotas de poder oculto en el país de destino para debilitar su estructura social o identidad nacional con el mestizaje por flujo migratorio; aunque, falsamente, lo definan como integración.

Dicho esto, pregunto: ¿cómo encajan los grandes magnates con los partidos políticos de izquierdas globalizadoras? Resulta un contradictorio matrimonio de conveniencia:

Según el libro de Carlos Astiz “El Proyecto Soros”, los magnates acechan el poder político utilizando (o financiando) ciertos partidos de izquierda como fuerza de choque y manipulando a la opinión pública: concretamente, la “Open Society Foundation”(de George Soros) destinó 1.200 millones de euros para “ayudar” a determinados medios nacionales de comunicación, aunque semejante gesto “filantrópico” les pasaría factura. ¿A cambio de qué? Un buen ejemplo es el actual “bombardeo televisivo” existente en España sobre las expectativas navideñas, en lugar de informar detalladamente sobre la difícil situación de Canarias y la crispación social registrada ante la continua llegada de inmigrantes ilegales.

En definitiva, la globalización es un fenómeno sociológico impuesto sibilinamente por “poderes facticos” que, amparados en discursos solidarios, pretenden modelar la ciudadanía a su conveniencia; gestando un inquietante conflicto social en cualquier democracia, incluida la nuestra.

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