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Paco G. Redondo

Desierto de lucidez

Prohibiciones navideñas grotescas, hosteleros vapuleados e industria acosada

En estas fechas navideñas entrañables los gobiernos autonómicos siguen aumentando restricciones ante el temor a una tercera ola de coronavirus este invierno, cuando aún no se ha extendido la vacunación que comienza a aplicarse en la Unión Europea desde el domingo 27. En parte los mismos que antes del 8-M, sabiendo que se había suspendido el carnaval de Venecia en febrero por la epidemia, jugaban a “no crear alarmismo”. Y entre ellas autorizando o prohibiendo cuántos familiares pueden participar en sus pisos particulares en la cena de Nochebuena y comida de Navidad. Con los 100.000 muertos que están sobre la mesa y no quieren contar porque no hace bonito ni eficaz, parece un empeño grotesco. ¿Va el Ministerio de la Verdad a poner un policía en cada piso particular? ¿Echará en su caso de la casa al séptimo u octavo familiar?

La hostelería ha sufrido el embate del coronavirus y las restricciones más severas a su actividad económica sectorial, al margen de su tamaño y medidas de prevención, con el sofisma de que su actividad no es esencial; para los que dependen de sus ingresos para vivir sí es esencial. Ahora anuncian un plan de ayudas, pero lo importante no es decir plan, sino saber la utilidad de sus contenidos. Más allá de los aplazamientos fiscales –que habrá que pagar unos meses después, aunque muchas de las empresas estén en pérdidas–, y de las medidas para regular que se paguen menos alquileres a otros, la propuesta del Gobierno tiene una carencia: la escasez de ayudas directas justificadas. Es fácil legislar cargando el gasto a los demás, como quien invita sin pagar la cuenta.

«Hay esquemas de ayudas directas que tienen las comunidades autónomas y vemos en qué medida se pueden reforzar, bienvenidas sean», ha declarado la ministra de Industria, Reyes Maroto, sobre la falta de ayudas directas a los bares y restaurantes, el colectivo más vapuleado, cuyos ERTE están en la picota, pero no compromete euros del Estado. Otra decepción que se suma al estatuto electrointensivo, la prioridad del gobierno parece ser desindustrializar más que nadie y cuanto antes, porque son más progre guays. Mientras China comunista, la del coronavirus de Wuhan, causa el 25% de la contaminación mundial, como la temperatura ha subido un grado entre 1880 y 2015 (¿y por qué surgió el Neolítico hace unos 10.000 años?), que la pobre niña sueca Greta se forre con su libro “Nuestra casa está ardiendo”. Y Asturias se está desertizando.

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