El minucioso informe elaborado por los docentes de Educación Física de los 13 institutos gijoneses que alerta de graves deficiencias en las instalaciones deportivas de todos los centros, salvo el Jovellanos, esconde otras dos verdades no menos preocupantes. Una es la falta de inversión por parte de la Consejería de Educación para el mantenimiento de estos equipamientos, lo que no solo indica un lastre para la formación de los alumnos, sino clamorosos riesgos para la seguridad en algunos casos. Y otra es una dejación de funciones por parte del Principado en el control de las infraestructuras que están a su cargo, lo que ha empujado a los profesores a tomar cartas en el asunto para hacer su propio análisis, que probablemente no sea todo lo preciso que debería ser, pero que es mucho más que nada. Llegados a este punto, a los gestores autonómicos no les queda otra que tomarse en serio el diagnóstico de su propio personal para poner solución a unas carencias tan evidentes como insostenibles.
