La ampliación, al menos durante este año, de los terrenos de la terminal de contenedores después del colapso total que sufrió hace semanas por la huelga de la estiba en Bilbao demuestra que los dirigentes de El Musel han sabido escuchar incluso a los que les acusaban de mirar para otro lado en el conflicto. Con esta medida, la Autoridad Portuaria hace todo lo que está en su mano para evitar que se reproduzcan a pie de muelle las penosas filas de camiones rumbo a ninguna parte y de paso le saca las castañas del fuego por una temporada a la adjudicataria APM, que ha demostrado poca empatía y bastante oscurantismo durante este triste episodio. Calmados ya los ánimos, es un buen momento para replantearse, sin prisa pero sin pausa, la gestión y las aspiraciones de Gijón respecto a los tráficos de mercancía general.
