La señora ministra de Defensa, según algunas opiniones, la más volorada del gobierno socialcomunista, ha pedido a su mano derecha, el jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad), saber por qué él mismo y otros generales se han vacunado del covid-19. La ministra pide explicaciones a sus subordinados, quienes se han vacunado cuando no les tocaba el turno, destinado en primer lugar para los sanitarios militares y después a los efectivos que deben atender a misiones internacionales, como han sido los tripulantes del buque anfibio de asalto, Castilla.
Por lo visto, el que el Jemad y otros altos mandos hayan sido vacunados ha causado malestar entre algunos militares y el propio Ministerio de Defensa, porque según la ministra Robles su departamento estaba coordinado con el del próximo candidato a las elecciones catalanas, Salvador Illa, ministro de Salud, en todo lo relacionado con el orden de la vacunación. Además en los hospitales militares como el Zaragoza, ciudad donde cursan en la AGM sus rigurosos estudios los jóvenes futuros oficiales del Ejército Español, se guarda un riguroso orden de vacunación.
Esta aparente anomalía, más que real, ha sido aprovechada por los socios de la coalició, comunistas y socialistas para descalificar a los generales y han pedido que sean cesados, como ha declarado el portavoz terrible de Unidas Podemos en el parlamento, Echenique, quien ha llamado sinvergüenzas a los que se ha saltado la cola de la vacunación, al ser cargos públicos. No es de extrañar que la señora Ministra tan celosa de la dignidad de los militares en activo cuando según ella no son respetados por sus compañeros en la reserva que osan opinar sobre la situación actual, aclare esta cuestión, máxime cuando se pide la dimisión de alcaldes, concejales y consejeros de sanidad que se han vacunado sin orden ni concierto. Dándose una auténtica caza de brujas demagógica y populista.
