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Crítica / Teatro

Soy lo que quiera ser

¿Qué separa lo privado de lo personal? ¿Y lo privado de lo político? Todas y cada una de nuestras acciones y decisiones están marcadas por lo que nos rodea. Entonces, ¿dónde queda espacio para mis propias reflexiones? ¿Para mi propia voluntad? Y, aun así, nos quedan fuerzas para luchar por lo que queremos ser. Fuerzas para que la persona que se sienta a mi lado en el teatro o en el autobús, la que me atiende en el hospital, en el supermercado o en la calle, pueda ser lo que quiera ser. Fuerza para luchar por la libertad de mis compañeros y compañeras. Esto es lo que transmite “Dados”, una obra con mucho carácter y ritmo que habla de la lucha y la libertad. De corta duración, Dados es la obra perfecta para tocar el corazón de los más jóvenes, siendo la tercera obra de la compañía Ventrículo Veloz.

José Padilla, director y dramaturgo de la pieza escribe un texto con un trasfondo social, la identidad de género. Un adolescente, que se hace llamar X, juega a los videojuegos y hace podcast en la trastienda en la que trabaja cuando una noche un hombre se cuela desesperado por buscar un regalo para su novia. Ahí es donde comienza el eje de la acción, cuando ambos personajes se encuentran en un mismo espacio una noche cualquiera y comienzan a conversar sobre lo que son, lo que quieren ser y lo que la sociedad espera de ellos. Una obra en la que se da voz a la identidad de género, creando un espacio de reflexión, de profundización y sobre todo de comprensión desde unos personajes pizpiretos e irónicos que son capaces de producir la carcajada en el público.

El elenco está formado por Almudena Puyo, que interpreta de una forma muy divertida y enérgica al adolescente; y el actor asturiano, Juan Blanco, abordando desde la comedia a ese adulto que hace reflexionar a X de una forma muy perspicaz.

Un montaje veloz, dinámico y muy acertado que gustó mucho al público del teatro pues se pasó la tarde entre sonrisas y carcajadas, despidiendo después la función entre calurosos aplausos.

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