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Isabel Menéndez Benavente

En el limbo de las vacunas: la generación perdida

La vacuna es quizás lo único que me mantiene medianamente cuerda en este sinvivir en el que floto desde hace un año. Una vacuna, que oh misterio, no sé exactamente ni cuando, ni como me tocará y por tanto vivo sin vivir en mí, algo que como he dicho no es ninguna novedad porque es mi estado mental actualmente. No me encuentro ubicada en ningún sitio del documento de protocolo de vacunación que ha publicado el SESPA, porque resulta que yo no entro en ningún grupo de los que se están vacunando: es decir no existo.

El lunes pasado a mis compañeras de la clínica, les avisaron para vacunarse, eso sí, a las 17, 30 para que fueran a las 18.30 de ese mismo día, dejando lo que estuvieran haciendo sin consultar a Dios ni al diablo, porque les amenazaban con que si no acudían no se les cambiaría la fecha y quedarían sin vacunar. Todo muy organizado, todo muy bien hecho. Los avisos mediante sms una hora antes, con lo que una de mis compis que estaba en Oviedo y ante la imposibilidad de tele transportarse para llegar a tiempo tuvo que , al borde del ataque de nervios, contactar con el centro de vacunación vía telefónica, en el que le hicieron el inmenso favor de pasarle la cita a otro momento, aunque se lo vendieron como un gran favor porque se avisaba de que de no acudir no habría otra posibilidad. En fin. A la vez que mis compis, estaban en la cola, unas farmacéuticas que iban a ponerse la vacuna a las que habían avisado igual que a nosotros, con una hora de antelación, se encuentran cuando llegan, después de cerrar la farmacia porque estaban citadas todas a la vez, con que una de ellas no podía hacerlo porque al preguntar, le comentan que la vacuna es la de Astrocéneka y no podía ponerla porque para su desgracia, superaba los 55 añitos. Es decir el lunes fue un no parar de estrés, que es algo de lo que todos estamos más que sobrados ¿verdad? Mi gozo en un pozo, yo por otra parte y a pesar de los problemas de intendencia que me ocasionaba cambiar pacientes de un momento para otro, etcétera... feliz porque pensaba que enseguida me tocaría a mí.

Pero... ¡oh sorpresa! Heme aquí en medio de la nada, que era lo que me faltaba. Porque en este magnífico documento hablan de la planificación de la vacuna, página a la que acudo con el corazón palpitando, y hete aquí que yo no aparezco. Veamos, soy del grupo 3b, porque soy sanitaria (no de primera línea, pero lo soy), pero resulta que en el esperado documento, busco y busco, y sí, soy del grupo 3b, pero tengo más de 55 años (argg bastante más) y claro hablan de poner las vacunas a los de 3b, menores de 55 pero resulta que aquí a los de 3b mayores de 55, nada, nos quedamos exactamente en el limbo, es decir en ningún sitio. Y a pesar de haberme estudiado las 27 hojitas del dichoso documento, yo he sido, como el resto de los sanitarios mayores de 55 un error de cálculo, un error de quienes se dedican a publicar un documento en el que aquí los vieyos sanitarios, simple y llanamente, no existimos. Manda huevos.

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