Tras la catarata de informes presentados sobre el impacto del anillo navegable en la salud del río Piles ha llegado el momento de que el Ayuntamiento, gestor de la infraestructura, tienda puentes con el Grupo Covadonga, principal usuario, para contrastar los datos que cada uno tiene en su mano, algunos coincidentes, antes de la decisión final, que no debería estar tomada. Ese diálogo fluido, que ha faltado durante el último año y medio, no parece tan difícil a tenor de lo visto estos días, donde ambas partes han demostrado prudencia: el concejal de Medio Ambiente cediendo todo el protagonismo a los investigadores y el presidente del club aportando alternativas. Nadie entendería que el asunto quedase resuelto con una reunión de trámite. Para hablar nunca es tarde.
