El jefe de la Demarcación de Costas en Asturias le dio el jueves un revolcón al debate sobre el futuro del Muro con su propuesta de retranquear el paseo para protegerlo de la subida en marcha del nivel del Cantábrico. Tras meses discutiendo sobre el cascayu, el carril-bici, los tamarindos y la densidad del tráfico, resulta que el principal reto que afronta el popular eje es oceánico y urge atajarlo, como ya están haciendo otras ciudades europeas. El axioma está claro: habrá que sacrificar espacio para caminar a cambio de la supervivencia de la playa dentro de un siglo. Los gobernantes de todos los colores y condiciones deberían tomarse en serio esta impactante recomendación porque viene por boca de experto con cargo público. Aunque no cabe albergar mucha esperanza: la mayoría no ve más allá de las próximas elecciones.
