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Jaime Torner

Capitalismo filantrópico y nuevo orden mundial

Recientemente, Carlos Astiz (profesor de Comunicación Audiovisual en la Complutense) era entrevistado por la revista “Discovery Salud” para divulgar su libro: “El Proyecto Soros y la alianza entre la izquierda y el gran capital”, publicado el mes de noviembre pasado. En dicha entrevista, Astiz cita la trayectoria del controvertido George Soros, un personaje especulador sin escrúpulos, defensor de la globalización y del capitalismo filantrópico como medios para conseguir un Nuevo Orden Mundial (“NOM”). Comentada la noticia, procedería efectuar diversas consideraciones al respecto. Me explico:

En primer lugar, la creación del “NOM” significaría perder la actual concepción de un mundo constituido por Estados libres, dotados de identidad propia respecto a su raza, lengua, religión, historia y cultura.

En segundo lugar, para ello, la globalización ambiciona una sociedad amorfa, sumisa a determinados poderes fácticos pannacionales (como el “Club Bilderberg”), capaces de controlar discretamente nuestro destino mediante el dominio económico mundial y convirtiendo algunos dirigentes políticos de un país determinado en sus meros peones. Incluso más, para lograr esta sociedad globalizada, se precisan unos flujos migratorios irregulares fomentados por ONG, como la “Open Society Foundation” de Soros y consentidos por un aparente buenismo social.

Sirva de ejemplo la actual marcha verde encubierta que sufre Canarias, tras la llegada incesante de pateras procedentes de Marruecos y África subsahariana sin que nuestros dirigentes políticos sean capaces de detenerlas. En tercer lugar, los poderes fácticos del ambicionado “NOM” son grandes magnates que, presuntamente, se arriman al poder político de diferentes países para condicionar sus decisiones en beneficio propio. De este modo, surge el capitalismo filantrópico, como modo de manejar los hilos del poder desde el aparente altruismo de una ONG. Más aún, según Astiz: “Los cambios políticos, legislativos y sociales pueden hacerse con menor resistencia de la población si los impulsan determinadas organizaciones filantrópicas altruistas, porque no es lo mismo que una propuesta venga de empresas con ánimo de lucro que de una ONG”.

En cuarto lugar, aunque abunden militantes de izquierdas íntegros, sorprende la gran confluencia de intereses entre magnates capitalistas y ciertos dirigentes progresistas. Según Astiz, estos dirigentes persiguen un beneficio personal de semejante simbiosis, aunque, irónicamente, les haga coincidir con objetivos de sus antípodas ideológicas (como Rockefeller, Bill Gates o el propio Soros) y, consiguientemente, ello conlleva una eventual manipulación ciudadana.

En definitiva, hoy el mundo occidental padece dos virus simultáneos: el coronavirus y el capitalismo filantrópico que enmascara una despiadada especulación de ciertos magnates (y sus ONG) persiguiendo el Nuevo Orden Mundial: evidentemente, sería terrible descubrir una relación de causa-efecto entre ambos virus: ¡Ahí lo dejo!

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