El nuevo plan turístico de Gijón, presentado a bombo y platillo hace justo una semana en el Muséu del Pueblu d´Asturies, es un compendio de iniciativas surgidas de la colaboración entre el Ayuntamiento y los agentes implicados para revitalizar un sector que ha sido arrasado por la pandemia de coronavirus y que tendrá una recuperación más lenta de lo previsto en un primer momento debido a los incumplimientos del calendario de vacunación y a los recelos que los viajes han levantado en un sector importante de la población. De entre todas las estrategias incluidas en el documento, adelantado casi en su totalidad por LA NUEVA ESPAÑA hace tres meses, la organización de congresos es la más nítida y factible en el corto plazo por tres motivos: la ciudad cuenta con espacios idóneos como el recinto ferial “Luis Adaro”, dispone de una oferta hotelera que se ajusta a las necesidades de los asistentes y el nivel de seguridad que ofrecen estos eventos ante posibles contagios es muy elevado. Se trata de un nicho de negocio a explorar de inmediato porque tiene una importante capacidad para generar riqueza y es un perfecto preámbulo para la completa y ansiada normalización.

Hace tiempo que Gijón es un destino muy atractivo para los congresos a pesar de dos aparentes handicaps: su distancia al aeropuerto es superior a la media de las ciudades de su tamaño y tiene en Oviedo y en Avilés a dos “competidores” muy próximos. Pero, a cambio, dispone del recinto ferial, un equipamiento único en Asturias y envidiado en buena parte de España tanto por sus instalaciones como por su ubicación y versatilidad. Este espacio, con edificios como el Palacio de Congresos, ya era una joya antes de la pandemia. Y ahora cuenta con un potencial aún mayor por las enormes facilidades que ofrece para el desarrollo de medidas de seguridad, como el control de aforos o el diseño de itinerarios. Sus bondades quedaron de sobra demostradas hace unos días, durante la celebración de Norbienestar, un cónclave dedicado al sector sociosanitario y el primero desde la declaración del estado de alarma de marzo de 2020.

El calendario de citas que ha diseñado para este año la Cámara de Comercio, principal actor del consorcio que gestiona el recinto ferial, es una llamada a la esperanza. El primer paso hacia la reactivación económica y social de la ciudad. No sólo los congresos, también las ferias, en general, y la FIDMA, en particular (está por ver su formato definitivo) contribuirán durante los próximos meses a que Gijón comience a dejar atrás la pesadilla del virus. Apoyar y fomentar estos eventos es, desde ya, una obligación política y una necesidad social.