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Isabel Menéndez Benavente

Tormenta de ideas

Isabel Menéndez Benavente

“No pasarán”

El empeño de algunos políticos para retrotraernos a una época de guerra fratricida

“No pasarán”. Dios mío, volvemos al 36. Mientras hoy algunos se empeñan en retrotraernos a esa época, a la guerra fratricida, hay muchos de nuestros mayores que lo único que intentaron es pasar página, buscar la reconciliación y vivir en paz. Algo que se consiguió por su generosidad, la de aquellos que habían visto cómo los vecinos se acusaban de ser fascistas o rojos, y les llevaban al paredón o a la cuneta, que vivieron cómo en la misma familia unos defendían la República y otros alentaban al bando nacional. Todo esto lo superaron, ellos, nuestros mayores, que han querido olvidar aquella guerra que tanto daño les hizo. Y ahora viene una persona, que lo único que ha hecho en su vida es vivir de la política, y recuerda, con esa maldita frase, “no pasarán”, algo que han querido olvidar, que han superado. Y es que siempre hay extremistas.

Claramente, los “ismos” (fascismo, comunismo, socialismo) nunca han sido santos de mi devoción. Me gustan más las palabras abiertas, libres: liberal, cristianodemócrata. Palabras que no implican ningún tipo de ideología que ate y oprima, que sean capaces de respetar las opiniones del adversario, que no del enemigo. Pero hoy, en la política que estamos sufriendo, la moderación no es la clave. Las balas que hoy llegan en sobres, hace bien poco se disparaban, mataban y destrozaban la vida de muchos de nuestros políticos. Y qué curioso, esas balas las disparaban los mismos que ahora defienden a los amenazados: los asesinos que apoyaron al gobierno. Qué paradoja.

Pero la izquierda sigue en su total histeria, ante el terror que tienen a ser defenestrados en Madrid por aquellos a quienes llaman fascistas. Y son los mismos que señalan a periodistas porque opinan libremente y no les siguen el juego. Esos mismos que quieren llevarnos a los “ismos”, esos que se erigen en dictadores, pero de izquierdas, para no sentirse fascistas, para sentirse simple y llanamente comunistas. Un régimen totalitario y represor del que están orgullosos mientras achacan a los demás los mismos vicios que ellos predican. Todos los que no opinen como ellos son fascistas porque así lo han decidido, porque la palabra libertad suena hueca cuando ellos la utilizan, porque son los mismos que quieren callar bocas, crear “ministerios de la verdad”, obligarnos a todos a comulgar con sus ideas, porque siguen anclados en esa consiga, en el totalitarismo del “no pasarán”.

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