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Armando Nosti

Lo que la pandemia descubre

Sobre la gestión política de la emergencia sanitaria

Cuando en marzo del año pasado, el Gobierno asumió todos los poderes para hacer frente a un problema, por entonces incipiente, pero que ya dejaba ver su importancia, fueron muchos, medios y políticos, los que aprovecharon la pandemia para lanzar un ataque, frontal y despiadado contra él. “Inútiles”, “dictadores”, “incompetentes”, fueron los epítetos más suaves que utilizaron. En una absurda carrera por ver quién insultaba más, otros les llamaron “asesinos”, en un intento desesperado de colgarles los muertos que la incapacidad y lo que es más grave, la crueldad de los responsables de alguna comunidad, habían ocasionado con sus políticas de recortes.

Terminado el primer confinamiento, el gobierno decide apoyarse en las comunidades para seguir gestionando la pandemia y así se creó un consejo formado por uno y otras. Quienes hasta entonces los habían tachado de dictadores e incompetentes, al mismo tiempo que pedían que las comunidades se hicieran cargo del tema oponiéndose una y otra vez al estado de alarma, automáticamente hablan de dejación de funciones.

Funcionó bien el consejo, de mejor o peor gana por parte de algunos, se llegó a una cogobernanza en la que solo hubo una discrepante, la Comunidad de Madrid, que a falta de política propia, se limitó a ir siempre en dirección contraria, aprovechando la situación para seguir acusando al lucero del alba de los muertos en sus residencias y hospitales. Terminado el estado de alarma, le faltó tiempo a un Pablo Casado casi desaparecido durante la campaña de Madrid para avisar a Sánchez de que le acusará de las muertes que se produzcan por la nueva situación. Curioso si tenemos en cuenta que una y otra vez votó en contra de las sucesivas prórrogas.

¿Lecciones? La primera, que cuando eres un mandado y tienes más ambición que capacidad, te vale cualquier cosa para embestir, no importa si un día lo haces en una dirección y otro, en la contraria. Tampoco te importan los muertos, que “se iban a morir de todas formas”, ni te importa seguir colgando esos muertos a quien no tiene nada que ver con ellos. Esto no es nuevo, el Partido Popular lleva muchos años explotando otros muertos al tiempo que se olvida de los de las cunetas.

La segunda, que una serie de medios, progresistas o no, ponen, quitan reyes y además ayudan a su señor. No importa la manipulación ni la mentira descarada si rinde réditos y además siempre hay alguien dispuesto a que le engañen.

La tercera, que Pablo Iglesias es odioso y odiado. ¿Argumentos? Rata, coletas, moñudo, comunista, chalet, patrimonio, bolivariano, Venezuela, Irán, incluso palabras más gruesas... ¿Qué no son argumentos? Ya, pero dan resultado.

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